Medio dia

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Con el nivel de ansiedad que recorría mi cuerpo no me daba el aire para subir por la escalera así que tome el ascensor.

—¡Detén la puerta!

Aunque el mecanismo ya estaba en marcha mi cuerpo reacciono de manera automática a la indicación interponiendo mi brazo entre la doble puerta de metal y el marco. Es algo que yo no hubiese hecho de manera consciente, al igual que cualquiera que se durmiese tarde de niño viendo televisión a escondidas había visto Mil maneras de morir y sabía que esas cosas podían destruir huesos y amputar extremidades.

La dueña de la voz se apresuró para entrar, aunque no se veía su rostro por el gran tamaño de la caja con archivos que traía, yo ya sabia quien era. 

Nyah es una compañera de trabajo, su escritorio está justo al frente del mío.  Es una investigadora como yo, pero solo viene los fines de semana y algunos días por la tarde porque está estudiando ingeniería, por lo que escuche debe ir en segundo o tercer año. Pese a que es increíblemente joven para el empleo, ella ya estaba aquí cuando llegue a la oficina. 

—Piso 5, si fuese muy amable...

Me distraje tanto en mis pensamientos que se me olvido presionar el botón, qué vergüenza. No hablábamos demasiado, seguramente porque no apreciaba su sarcasmo pasivo-agresivo y a ella le debía parecer un millennial fome. Así que subimos los cinco pisos en un eterno silencio incómodo. 

Me bajé apenas las puertas se abrieron, Don Gerardo me estaba esperando y había dicho que era urgente. A medio camino, sin detenerme, pensé en que era muy maleducado de mi parte no dejarla pasar primero, ese tren de pensamiento me llevo a que tampoco le ayude a llevar esa caja que era como de la mitad de su pequeño tamaño, pero quizás ella se ofendería porque parecería que creía que era débil, pero al menos hubiese sido agradable de mi parte por lo menos ofrecerle ayuda por si quería aceptarla...

Mi cerebro ansioso dejó de parlotear de golpe cuando me encuentre con un hombre en traje resguardando la entrada a la agencia. Desde adentro Gladys me hizo una seña animándome a entrar, parecía nerviosa. No entendía nada de lo que ocurría pero intente actuar de la manera mas normal posible. Empuje la puerta para ir a la oficina del jefe, pero el hombre misterioso me detuvo.

—Identificación.

«¿Por qué debía mostrar mi carnet para entrar al trabajo?»

El desconcierto en mi expresión debió ser evidente porque la secretaria me respondió en un tono tranquilizante, casi maternal.

—Está bien, entrégale al caballero lo que pide.

Abrí mi billetera, pensé en que si fuese un poco mas intrépido me hubiese negado hasta que me diese una explicación... Pero no soy así. El tipo se puso a mirar todos mis datos y comparar la foto con mi rostro, cuando en un pestañeo, paso una mancha castaña por mi costado

—¡Ey, identificación!- Grito el guardia volteando hacia la chica. 

Nyah siguió a su cubículo sin intención de detenerse.

—No voy a mostrar mis documentos cada vez que entre a MI trabajo, no seré un títere de ninguno de los planes del Deep state.

Respondió cuando dejo la caja sobre el mueble de melamina. ¿Deep state?, mire con atención al sujeto mientras me devolvía mi Id, ciertamente parecía parte de los hombres de negro. Pero había una posibilidad mas bajada a la tierra, ¿serían de policía de investigaciones?

Sabía que nuestro trabajo estaba al borde de la ley. Pese a que conseguíamos la información de los investigados mediante fuentes de datos de acceso público y los seguimientos se hacían en la calle, a nadie le hacía mucha gracia saber que lo acecharan. 

Lovely NemesisWhere stories live. Discover now