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xavier tenía un crush por las chicas que eran cerradas y frías con él, no podía evitar la forma en que lo mirabas, y hacía que su corazón se enrojeciera de cariño. realmente no podrías preocuparte por nadie, y mucho menos por él. no lo odiabas, simplemente no te importaba si eran amigos o no.
la primera vez que xavier supo que estaba enamorado de ti era el día de divulgación, a ambos se les había asignado el café, habías estado recibiendo órdenes mientras él limpiaba las mesas.
te escucho hablar con una madre y su pequeña hija, le habías dado a la madre su café y luego comenzó a sacar el helado de fresa de la niña. volvió a mirar la mesa y se dio cuenta de que había un plato en la mesa muy al borde, haciéndo que se rompiera en el piso.
─ joder ─ murmuraste por lo bajo. caminó hacia la parte de atrás para buscar el recogedor para limpiarlo y cuando saliste viste a la niña llorando con un cono vacío en la mano y la crema rosa en el piso. ─ ay, lo siento mucho ─ te disculpaste con ella. ─ está bien, debería tener más cuidado ─ su madre respondió con un suspiro. ─ ¿puedo tener otro, mami? ─ la niña miró hacia su madre con ojos suplicantes. ─ ya no tengo cambio, cariño ─ frunció el ceño ─ está bien, puedo pagar por otro para ti, si gustas, claro ─ sonreíste amablemente ─ no tienes que hacerlo, cariño ─ ─ no, no, insisto. ¿todavía quieres fresa? ─ tú miraste a la niña que miró a su madre, quien sin muchas ganas, accedió. ─ sí, por favor ─ ella saltó arriba y abajo. tomaste el cono y pusiste otra bola de hielo crema en él, teniendo cuidado al dárselo. ─ espera ─ dijiste, dándote la vuelta y tomando un pequeño vaso de plástico ─ en caso de que se derrita ─ te lo agradecieron mucho antes de caminar hacia una mesa.
xavier te observó mientras sacabas tu billetera y pusiste dinero en el cajero, sonrió mientras te vio volver hacia el plato roto. sabía que le gustabas, mucho, pero viendo cosas como eso solo lo hace darse cuenta de que es algo más, después del turno se acercó a ti e insistió en caminar contigo de regreso a la escuela.
xavier sonrió ampliamente mientras te observaba puesta de rodillas en el campo de hierba, acariciando el pelaje de un lindo conejito negro escuchó tu risa mientras hablabas con el pequeño animal.
─ bueno, hola, ¿no eres el más lindo? ─ sonreíste bajo mientras hablas con el notó que el conejito se inclinó hacia tú palma, oliendo tu mano, haciéndote reír el movimiento cosquilloso ─ ¿cómo te llamas, pequeño? ─ le preguntaste, se quedó en silencio por un momento, lo que hizo que xavier sostuviera su respira mientras mirabas al conejito. ─ mmm, ¿qué pasa con marty? ─ preguntaste, xavier sintió gotitas de agua en su cabeza, haciendo que él mira hacia el cielo. había comenzado a llover, y cuando volvió a mirar hacia abajo, el conejito había comenzado a correr en busca de refugio, obligándote a ponerte de pie, cubriéndote con tú chaqueta. no podías dejarlo aquí bajo la lluvia sin nada pero te aseguraste de dejarlo en un lugar seguro y cálido.
xavier puso su paraguas y te vio caminando en su mismo camino para volver a entrar en la escuela. se volvió hacia el otro lado y comenzó a caminar antes lo notaste. y fingiendo oír tus pasos apresurados, volteando.
─ ¡oye! no te mojes ─ gritó sobre la lluvia, mirabas hacia él y caminó metiéndose debajo de su paraguas y retrajiste tu chaqueta, sosteniéndola en tus manos en tu pecho con nerviosismo. ─ gracias - dijiste suavemente
- ¿puedo sentarme aquí? - xavier preguntó, de pie a tu lado en clase, señalando el asiento vacío a tu lado - sí, por supuesto ─ asentiste con la cabeza, jugueteando con los pulgares ─ gracias ─ sonrió, tomando asiento a tu lado y sacando su cuaderno y volteando deliberadamente a la página del conejito negro que dibujó gracias a ti. sutilmente miró su libro, notando el lindo animal que se parecía al animal con el que hablaste ayer. ─ eso es realmente bueno ─ te reíste cuando saco su lápiz negro y comenzó a sombrearlo ─ oh, gracias, ya está casi terminado ─ dijo amablemente. ─ es realmente impresionante ─ le sonreíste, haciendo que su corazón se acelerara. ─ quiero decir, si te gustan esas cosas, sí ─ él lamió sus labios secos ─ ¿de dónde sacas tu inspiración? ─ inclinaste la cabeza hacia su dibujo de trabajo en progreso
─ bueno, a veces simplemente vienen a mi cabeza, ¡pero! vi a este conejito mientras lo veía caminando el otro día ─ el respondió ─ hablé con un conejito que se veía exactamente así ayer, antes de la lluvia, en realidad, me pregunto si era el mismo conejito, lo llamé marty ─ exclamaste emocionada. ─ tal vez ─ xavier sonrió, sabiendo que era exactamente el mismo conejito que viste y con el que hablaste, pero él nunca te diría eso
─ ¡ojalá pudiera dibujar así, pero si pudiera! ¡no creo que sería capaz de parar, tendría tantas cosas que me gustaría dibujar! ─ frunciste las cejas, xavier no perdería la oportunidad de hablar más, así que cuando se puso allí frente a él, él no pude negarse a tomar la oportunidad. ─ puedo enseñarte si quieres ─ propuso. ─ ¡me encantaría, gracias! ─ tú sonreías, xavier miró al frente de la clase con una sonrisa en su cara.
