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Andrew Garcés.

Han pasado un par de días desde que Louis Black me escribió el último mensaje. No me ha escrito más, no me ha mirado más, no se ha quedado más en el salón de clases ni le he visto sonreír.

Parece que ante sus ojos he dejado de existir, que ya no hay palabras que deba decirme o silencios que ofrecer. Y se quiebra el viento al paso del tiempo, y lentamente mis ojos desprenden lágrimas en espera de que quizás, sólo talvez, en mi mensajería haga un destello algunos de sus textos.

Y es muy extraño, porque aunque nuestra relación se resumía a decenas de mensajes que parecían no importantes en un chat y a un par de desastrosas conversaciones en el colegio que hubiese preferido evitar, ahora que parezco inexistente para él me siento sólo y triste.

Y me hace sentir egoísta, porque sé que es lo mejor. Él y yo no debemos acercarnos, no debemos ser amigos. Así Jacob no intentará hacerle daño, así no estará en peligro de que sea yo quién le termine dañando.

Aún así le extraño.

Y es tonto extrañarle, porque fuí yo que ha hecho que se distanciara. Él fué un tonto al no preguntarme para subir ese vídeo, pero yo fuí algo tosco.

Decirle que no lo consideraba mi amigo no fué sólo un error, fué una mentira.

Y allí está, sentado a tres pupitres delante de mi, dando leves golpes con el interior de su dedo índice a un costado de su asiento mientras parece sumamente concentrado en la clase. Cerca, aunque tan lejano. Sobre el uniforme trae puesto un suéter negro que resalta lo claro de su tez resplandeciente llena de hermosas pecas y lúcidos lunares.

—... Entonces en grupos de cuatro personas presentarán una exposición del tema de su preferencia —Las últimas palabras de la profesora al frente de la clase logran obtener mi atención.

Odio las exposiciones, pero esta es mi oportunidad de acercarme a Louis. Porque él será parte de mi grupo.

Levanto rápidamente la mano, llamando la atención de la profesora de inmediato.

—¿Quieres decir algo, Andrew? —cuestiona, sin desprender la firmeza de sus labios escarlatas.

Todas voltean a mirarme y no me causa gran temor, espera, él también me mira. Louis Black me está mirando. Y es hermoso, increíblemente hermoso.

Se me es imposible no perderme en su cálida mirada.

—¿Te sucede algo, Andrew? —pregunta la profesora, esperando respuesta—. ¿Estás bien?

—Eh, no —respondo, sin dejar de mirarlo a él, al ladrón de lápices. Noto que su entrecejo se frunce un poco, y sé que es por lo que he dicho.

—¿No? —la profesora me mira consternada.

Sonrío un poco nervioso y alterno mirada entre la mujer y Louis.

—Eh, sí —logro decir, entonces algunos de mis compañeros comienzan a reír y siento que mis mejillas arden. ¿Qué diablos estoy haciendo?

—¿Sí? Disculpa, Andrew, se más específico. No te estoy entendiendo.

—Eh, no me sucede nada y... estoy bien —Trato de concentrarme solo en ella—. Sólo quería saber si tenemos que armar los grupos ahora mismo o se lo podríamos decir después.

Miro de reojo a Louis y no puedo evitar sonreír, él también está sonriendo. ¡Me está sonriendo! Me señala y luego se señala, haciéndome saber que haremos grupo en la exposición. Asiento algo nervioso y me dispongo a escuchar a la profesora pero sin perderle de vista.

—A eso iba, Andrew. Para evitar desorden o malos entendidos, iré nombrando por el orden de la fila y a quién nombre se levantará y dirá quienes son parte de su grupo, además darán el tema sobre el que expondrán. Adelante, Julia, ¿con quién harás la exposición?

La muchacha de piel oscura y cabello ondulado sonríe un poco antes de levantarse de su asiento y dar los nombres de los compañeros que harán grupo con ella. Cada uno de ellos parece estar de acuerdo de que si exposición sea sobre la energía nuclear, incluso intercambian señales de «Bien hecho».

Se levantan un par de compañeros más y arman sus grupos de manera ordenada. Sólo falta Amelie para que sea el turno de Louis.

La rubia se levanta de su asiento luego de ser nombrada por la profesora.

—Mis compañeros de grupo serán Caroline, Sebastián y Andrew —murmura la rubia, muy segura. Intercambia mirada con sus amigos y luego me mira de reojo con una sonrisa. No entiendo lo que está pasando, nunca hemos tratado, ni siquiera sabía que les caía bien.

Lo sé, algo no está bien.

—Bien, ¿cuál es el tema de su exposición?

—Diversidad de género —contesta Amelie de inmediato.

Mierda. Esto no es bueno.

Bésame, lo demás no importa [BL]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum