PREFACIO

1.5K 159 40
                                    




Hay un cierto placer en la locura, que solo el loco conoce.

-Pablo Neruda.


26 de septiembre.

.

El viento.

Las heladas gotas de lluvia resbalando por mi rostro.

El olor de la tierra húmeda invadiendo mis fosas nasales.

El camino siendo cubierto por la neblina.

El intolerable sonido del silencio.

La sangre en mis manos temblorosas.

Podía recordarlo todo a la perfección.

Bajé la vista lentamente, horrorizada. Mi respiración se detuvo y aunque mi boca estaba abierta, de ella no podía salir ni una sola palabra. Estaba completamente paralizada, mis brazos y piernas no respondían debido al estado de pánico en el que había entrado. Observé mi cuerpo, mi ropa estaba manchada de sangre y mis tenis blancos se habían tornado de un color rojizo.

Honestamente, hubiera preferido que esta fuera mi sangre y no la de él. Hubiera preferido terminar lastimada físicamente, así simplemente podría hacer presión sobre la herida, llamar al 911 y sanar mientras la gente que amo se preocupa por mí y me lleva regalos de "mejórate pronto" a casa; pero no fue así. Esta no era mi sangre. Yo no tenía ni una sola herida —al menos no visible—, y sin embargo, sabía perfectamente que de esto no podría sanar jamás.

—¿Q-qué has hecho, Gerard? —Logré apenas preguntar, entre titubeos.

Él, quien creí era mi novio, estaba parado a unos cuantos metros de distancia de mí. Me miraba. Me miraba de la manera más escalofriante posible. Sus ojos cafés se habían vuelto completamente negros y llenos de odio. Ese ya no era Gerard, ese ya no era mi novio. Ese era el mismo diablo mirándome fijamente.

Aún recuerdo el sabor salado instalarse en mis labios, aunque ciertamente, no puedo recordar si era a causa de la lluvia o de mis lágrimas.

Gerard acababa de asesinar a un hombre frente a mis ojos. A uno inocente. Primero, se aseguró de destrozar la cara del pobre chico a golpes dentro de un bar, luego, lo arrastró hasta afuera en un espacio solitario.

Aun puedo recordarlo; el joven con su último aliento de vida intentó pedirme ayuda, alzando ligeramente su mano hasta mí. Dios sabe que quise ayudarlo. Quise salvar su vida, y pese a que su rostro estaba completamente destrozado por los golpes, sus ojos me miraron, buscando algo de clemencia. Quise salvarlo, en verdad quise, pero no pude. El miedo me tenía paralizada de pies a cabeza, limitándome de cualquier acción. Gerard fue mucho más rápido que yo, y en un ataque de paranoia y enfado, sacó un arma y disparó, acabando finalmente con la vida del chico.

Ni siquiera sabía que todo este tiempo mi novio cargaba con un arma.

—Tienes que entenderlo, ese chico no dejaba de molestarme. Tuve que hacerlo —dijo él en defensa, automáticamente después de disparar.

Era extraño. Muy extraño. Tan solo un par de horas de atrás yo era una chica normal entrando en un bar con su novio. No entendía como pude llegar a esto.

Estaba atrapada en una pesadilla.

—Aléjate de mí. P-por favor, vete —le supliqué, hundida en miedo.

—Dime que no me abandonarás —responde él, acercándose a mí. Yo retrocedí—. Dime que te quedarás conmigo a pesar de conocer el monstruo que soy. Por favor, Gia, no me abandones, jamás te haría daño, no a ti.

Intentó tomarme por los brazos, pero lo alejé. Corrí hasta el otro extremo del camino como si mi vida dependiera de ello, aunque después de conocer este lado de Gerard, tal vez lo hacía. Él corrió detrás de mí, podía escucharlo suplicándome por una oportunidad para hablar conmigo.

Guiándome solo por mi instinto de supervivencia, me escondí entre los autos estacionados del bar.

—Esto no está pasando —me dije a mí misma en medio del shock—. Debo llamar a la policía.

Todo se sentía tan irreal.

Después de ahí, todo ocurrió en cámara lenta. El mundo seguía andando y el reloj avanzando, pero yo no, yo me había quedado en ese momento; el momento en el que Gerard se convirtió en un monstruo frente a mis ojos y en el que aquel pobre chico cuyo rostro terminó irreconocible me pidió ayuda.

Me quedé escondida entre los autos hasta que la policía me encontró, en un preocupante estado de shock. Encontraron el cuerpo del chico y buscaron al responsable. Todos en el bar sabían que había sido Gerard, por lo que tuvo que huir para que no lo atraparan.

En los días siguientes mi mundo se volvió una locura. Si hubiera sabido que ese horrible día era solamente el inicio de todo lo que venía, habría estado preparada. No sabía nada, pero estaba segura de una sola cosa: no estaba loca.

.
.
.
******************
Heeeeey! Mi familia de locos que bueno tenerlos de vuelta!🥰 Gracias por darle la oportunidad a esta nueva historia que tendrá muchas pero muchas cosas!

Prometo enloquecerlos lo mejor que pueda.

Recuerden leer en modo nocturno para una mejor experiencia.

TODO ES POSIBLE EN ESTA HISTORIA.

Los quierooooo.

AL LLEGAR LA NOCHEWhere stories live. Discover now