9. Ex novio/campeón

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—No estarás pretendiendo ir en verdad —niego con mi cabeza, pero ella no parece convencida—

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—No estarás pretendiendo ir en verdad —niego con mi cabeza, pero ella no parece convencida—. No te creo.

Le echo un vistazo rápido a la cafetería, pudiendo así encontrar una mesa vacía algo apartada del resto. Me dirijo hacia allí, no sin antes haber tomado a Polly de la mano, y una vez ambas nos encontramos sentadas, creo un espacio de confidencialidad entre las dos antes de empezar a hablar.

—No tengo pensado ir. No conozco al chico, y suponiendo que las gradas sean como las demás gradas que he visto, estarán lejos de la vista de personas que posiblemente puedan ayudarme en caso de emergencia.

—Bien pensado, pero ¿qué harás? Tiene una foto tuya —susurra lo último con algo de miedo.

Pienso en mi próximo movimiento por un momento, pero no soy capaz de generar algo que me convenza lo suficiente como para que quiera hacerlo, hasta que una pequeña bombilla parece encenderse en mi cabeza.

—¡Ya sé! ¿Qué tal si se lo informo a una de las autoridades de la universidad?

En un principio Polly está de acuerdo, pero pronto parece recordar algo realmente importante.

—No servirá.

—¿Y lo dices porque...?

—La mayoría de esos criminales, como suelen llamarlos los superiores, son los que a final de mes pagan su sueldo. Son gente de dinero y con influencias en el bajo mundo, al menos en su mayoría. No creo que alguno de ellos vaya realmente a ayudarte.

—¿Y qué se supone que haga? ¿Que vaya?

—No, pero...

—¿Cómo era el chico? —la interrumpo.

—¿Eso tiene que ver algo con la situación a la que nos enfrentamos? —asiento repetidas veces—. Bien. Pero tampoco puedo ayudarte mucho en ese caso. Tenía gafas de sol.

—¿Color de pelo?

—Negro.

—¿Y tenía tatuajes?

—No lo sé. También usaba un abrigo de lana bastante grande y pasado de moda, si me preguntas.

No puedo evitar bufar. Vaya suerte tengo.

Polly frunce su ceño, como si algo le molestara, entonces su teléfono suena. Ella me pide disculpas un momento y mientras atiende a los mensajes que le llegaron, yo empiezo a pensar qué hacer ahora con la nueva información —que no es mucha, la verdad— que Polly me ha suministrado, cuando una chica gritando me saca de mi concentración.

—¡Las encontré! ¡Por aquí!

Polly y yo miramos en dirección a los gritos al mismo tiempo, encontrándonos con Mer. Ella se acerca a nosotros con su bandeja de comida en la mano cuando termina de llamar a Anna y a Dani —como aprendí que le dicen a Danna para no confundir su nombre al ser tan parecido al de Anna—. Por la expresión de Mer deduzco que está bastante molesta, más precisamente con Polly.

Perfecta atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora