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La realeza es algo peculiar en la historia, fiestas extravagantes con lujos que nadie más podría tener, claro todo era mega excéntrico en esos tiempos y esta historia no se queda atrás.
Amy era la anfitriona de varias fiestas durante el año, era muy ambiciosa todos hablaban de la organización y como esas fiestas eran las más especiales e increíbles a las cuales asisten. Todos venían bien vestidos, señoritas con vestidos pomposos y peinados que rompían las leyes de la física, caballeros con trajes que eran más elegantes que el uniforme de un capitán de la milicia, todos bebían y comían, disfrutando del excelente servicio de la rosada.
Por otro lado, estaba su escolta, Shadow, su caballero personal, el se encargaba de la protección y cuidado de la reina en todo momento, para el estas fiestas eran una idiotez y un peso en su trabajo que no debería tener, obtuvo su cargo cuando el Rey falleció, Sonic le encargo con su ultimo suspiro de vida que cuidara de su reina, no porque la amara, sino que es lo mejor para el reino, él lo sabía, sabía que no la amaba, y eso lo enojaba, y el sabia la razón la sabia muy bien.
Él era otro peon en el ejercito del Rey, una ficha que podía mover con libertad de guerra en guerra, pero ahora se encontraba al lado de la Reina que desde que su marido decayó se las dio de libertina, solo el sabia las penas y los dolores que la preciosa eriza sufrió en ese matrimonio arreglado.
El levanto su mano para darle soporte a la monarca, ella se levanto de su trono, el único desde el funeral y dio un discurso para comenzar la quinta fiesta en el año, levanto una copa y agradeció la llegada de todos sus invitados y regreso a su asiento, satisfecha miro al que se hallaba a su lado y realizo un gesto que el sabia claramente de que se trataba, ambos se retiraron silenciosamente del lugar y se encontraron en la habitación matrimonial.
Cabe decir que aunque las fiestas sean deliciosas e inolvidables, la anfitriona rara vez se encontraba en ellas.
Shadow al entrar a la habitación se quito el casco y sonrio a la mujer, ambos sabían, estos 5 años fueron los mejores años de ambos, su romance florecia cada dia por todos los 5 años en que el rey murió, la viuda nunca cometio adulterio contra su marido, ni siquiera sabia que su compañero existía antes de comenzara en su nuevo cargo, pero eso ya no importaba más, estaban ahí juntos, cinco años de puro amor y pasion, y por eso no se tardaron en obtener ese contacto que a este punto ya era necesario para ambos, esa noche al igual como las otras se amarían de la forma mas sincera.
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Era una mañana tranquila de junio, Amy hojeaba el correo que recibió después de su desayuno, diviso una carta con el apellido de su esposo, rápidamente la abrió y leyó el contenido.
Querida cuñada.
Redacto este mensaje con la intención de advertir y anunciar que vuestro esposo y mi hermano aun tenia una ultima petición en su testamento que debemos discutir, llegare al palcio en cuanto lea la carta.
