Día 1, del resto

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Había muchos caminos de la casa de Yamaguchi a la de Tsukishima, unos más largos que otros, por supuesto, pero como bien dicen, todos los caminos llevan a Roma. A los 11, habían establecido una ruta en común, no era necesariamente la más rápida o la más corta pero aun así la habían escogido, Yamaguchi no se había dado cuenta que seguían usándola hasta que se encontró a Tsukishima de camino a su casa.

Tsukishima casi quiere correr a los brazos de Yamaguchi, sería demasiado cliché y de alguna manera desconocido para ambos, apenas ayer le habían dado permiso de ser más afectuoso pero hacerlo de inmediato se sentía como un cambio muy grande, acercarse como normalmente lo haría también se sentía extraño así que solo...se congeló en su lugar. Igual que Yamaguchi, a tres largos pasos de distancia.

—¿A tu casa?

—Mi mamá está ahí...sólo para que lo sepas.

—Ah, está bien. Ya estamos a medio camino de todas formas.

—Estamos a medio camino de cualquiera de nuestras casas.

—Sí, pero sabes que Akiteru es un chismoso— Eso lo hizo reír, llámale nervios pero no pudo evitarlo, asintió y comenzó a caminar de regreso a casa, escuchando los pasos de Tsukishima no tan atrás.

Se detuvieron en frente del jardín de la casa de Yamaguchi, sabía que necesitaban algún tipo de privacidad, y hablar en su gran y llena de eco casa con su madre dentro seguramente no se los iba a permitir.

—Necesito decirte algo— las simples palabras eran suficientes para revolverle el estómago a Yamaguchi.

—Yo también, de hecho.

—Ah, tú primero.

—No, tu primero.

—No, está bien, vas tú.

—Vamos, tú hablaste primero.

Era infantil, lo sabían, pero estaban igual de nervioso y cualquier excusa que tuvieran para seguir evitando lo inevitable iba a ser usada.

—Bueno, ya, yo primero— y se congelaron cuando hablaron al mismo tiempo, hubo un pacto silencioso en la mirada que compartieron pero asistieron al mismo tiempo. Tragándose el nudo en su garganta, Yamaguchi se prepara para hablar justo al mismo tiempo que Tsukishima separó sus labios para hablar.

—Sí siento algo por ti.

—Me aceptaron en Tohoku.

—Ahora tienes que hablar primero— Tsukishima le dijo con el poco aire que le quedaba en los pulmones, necesitaba que Yamaguchi lo repitiera, ¿había sido solo su esperanzada mente jugándole una broma? Podría haber sido solo una alucinación causada por los nervios, no estaba seguro de cómo eso funcionaría pero necesitaba confirmación ahora.

—Estabas hablando de la universidad, oh dios— se queja Yamaguchi, no podía creer que no estuvieran hablando de lo mismo, ¡estaba seguro de que sí! ¡A la mierda con su impulsivo cerebro!

—Sí, pero ya no importa, ¿qué dijiste?

—Por favor habla sobre la universidad mientras recojo la poca dignidad que me queda.

—Me dieron una beca, entonces voy a ir— trata de evadir el rubio, ansioso de escuchar más del otro.

—¡Tsukki!

Okay— concede, rodando los ojos con una sonrisa nerviosa en sus labios—. Y puede que tal vez haya estado siguiendo a su equipo de voleibol desde la secundaria, tal vez— parecía más avergonzado de confesar eso, y el rojo de sus mejillas (así fuese por su confesión o por los motivos reales de escoger universidad) le hacían ver lindo.

15 horas || TsukiyamaWhere stories live. Discover now