Gracias Santa Claus

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Recovery: Vamos, tú puedes – animó mientras Nemuri se agarraba a dos barandales que hacían de soporte –.

Nemuri desde hace unos meses fue notificada que ya estaba lo suficientemente curada para que pudiera volver a caminar, por lo que ahora estaba en uno de sus tratamientos, caminando agarrada a esos barandales.

Nemuri: ¡Cállese maldita anciana! ¡¿No ve que doy todo de...?! – no terminó cuando un fuerte golpe en su cabeza fue conectado por el bastón en forma de jeringa de la anciana –.

Recovery: ¡Más respeto a tus mayores, mujercita! – exclamó la ancianita echando humo de su cabeza cómicamente –.

Nemuri refunfuñó y volvió a hacer su terapia. Así pasó el día y su terapia terminó por lo que Nemuri tuvo que retirarse a su dormitorio en su silla de ruedas. Al día siguiente, Nemuri dio sus clases. No mentía, al principio le daba vergüenza mostrarse a sus alumnos, pero fue convencida por sus amigos de que no le pasaría nada y así fue, al llegar a su clase, sus alumnos, los chicos de la ahora clase 2-A la saludaron y le dieron regalos. Incluso el pervertido de Mineta no la trataba con lascivia ahora que estaba invalida y podía aprovecharse de eso. Podía estar invalida, pero conservaba su cuerpazo. Excepto uno. Desde el término de la guerra la clase 2-A ahora se componía de 20 chicos en lugar de los 21 que deberían ser desde la integración de Hitoshi Shinso al curso heroico.

¿Por qué? Verán. Desde el término de la guerra, aquel heroico pecoso que detuvo a ambos pináculos de la maldad cayó en coma después de aquella brutal batalla. No se sabía cuándo iba a despertar, pero como decían algunos, la esperanza es lo último que muere. Gracias a que el chico había dominado su quirk para aquella batalla, sus brazos ya delicados, lograron sobrevivir y no romperse al grado de que no podían recuperarlos. Ahora, Nemuri se dirigía a dar sus clases a la clase 2-A. Estaba a punto de llegar a la gigantesca puerta cuando, de repente, esta se abrió de golpe y Aizawa, ahora sin un ojo y pierna, los cuales perdió en la guerra, salió corriendo de este con sus alumnos persiguiéndolo de cerca.

Nemuri: ¿Qué está pasando? – preguntó y un peliíndigo se detuvo –.

Shinso: Despertó – dijo con algo de emoción en esa voz y expresión neutrales –.

Nemuri: ¿Despertó? ¿Quién?

Shinso: Midoriya.

Nemuri abrió los ojos por la sorpresa. No era la única, todos en la escuela, ya sea graduados del año pasado o recién ingresados estaban preocupados por aquel joven héroe pues no había dado ni una pizca de despertar. No había reaccionado a ningún estímulo, ni siquiera sus ojos reaccionaban a la luz directa.

Nemuri: ¿Me podrías llevar? – preguntó a lo que el joven asintió, agarró la silla de ruedas y fue a una velocidad rápida, pero cuidadosa –.

Cuando ambos llegaron, tanto la clase A como su hermana, la clase B, estaban en parados en la puerta de la enfermería viendo con lágrimas y sonrisas la escena de un joven peliverde aturdido por recién despertarse siendo abrazado con toda la fuerza del mundo por su madre quien lloraba agradeciendo su despertar. Izuku Midoriya, alias Deku, el noveno portador del ONE FOR ALL y el verdugo de Tomura Shigaraki y ALL FOR ONE, aunque lo último solo los participantes de la guerra y los altos mandos lo sabían; aquel chico que había caído en un coma indefinido había despertado de la noche a la mañana, era la noticia que había alegrado a todo el país de Japón. Los festejos no se hicieron esperar, la noticia había volado como la pólvora la cual fue explotada por los fuegos artificiales que iluminaron la noche de aquel día.

Izuku: Así que... cuatro meses... wow. Sigo sin creérmelo.

Iida: Así es, Midoriya-kun. Estuviste en coma cuatro meses. No dabas señales de despertar.

Gracias Santa Claus | Especial Navideño |Where stories live. Discover now