Fanfic de Navidad 2021

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Rachel.

Un año después del exilio.

Doce meses lejos de casa, de Londres y del comando, 365 días de abstinencia lo cual es un logro más como soldado, el cual ha librado una dificil batalla contra el HACOC, ahora está la quinta salida de prueba y el tiempo que me dan lo uso como voluntaria en un albergue de personas con adicciones.

Las calles de Filipinas están atiborradas de compradores que se preparan para la víspera de navidad y yo mantengo un delantal con una fila de personas frente a mí, las cuales llegaron en busca de comida. Esto es totalmente diferente a mi antigua vida, si estuviera en casa estaríamos poniendo adornos todavía, porque amamos la navidad. Mamá estaría planeando la cena o, de estar en Londres, de seguro estaríamos pensando donde pasaremos nochebuena.

Pero todo eso se fue, hoy pasaré la noche especial con otros pacientes, me dormiré temprano y sé que lloraré mucho antes de hacerlo. Mantengo el tazón entre las manos dejando que mi compañero eche la sopa que entrego.

—Feliz navidad —deseo.

La fila se va moviendo y repito la misma frase cientos de veces.

—Feliz navidad…

Ofrezco el tazón, pero nadie me lo recibe, la fragancia que llega a mi olfato me hace levantar la vista y en el proceso mis ojos detallan el atuendo caro que viste la persona que me hace dar un paso atrás, dejando caer lo que tengo entre las manos. El tazón se cae y los ojos del coronel me miran con rabia cuando retrocedo, «no tiene por qué estar aquí». Ningún conocido tiene porque estarlo, en mi pecho se acumulan un montón de sentimientos contradictorios y me doy a la huida atropellando a mis compañeros, arranco el delantal echándole mano a mi gabán y me apresuro lejos, sintiendo las grandes zancadas atrás. Acelero el paso intentando correr, pero se aferran a mi brazo.

—La cobardia por delante como siempre —me detiene.

—¡Sueltame! —lo manoteo— ¡No tienes porque estar aquí!

Le forcejeo queriendo soltarme, tiene que largarse, me dijo un hasta nunca y no tiene caso el aparecer aquí. Le suma fuerza al agarre y sigo peleando, consiguiendo que tome mi otro brazo, mi furia aumenta; no acabamos bien, estaba enojado, yo dolida y quedó claro el que no nos queríamos volver a ver.

—¡Que me sueltes! —sigo peleando y me lleva contra la pared.

—Tregua —me pide cerrando los ojos como si le costara pedirlo.— Necesito una tregua con usted, teniente

Lo que pide me detiene, a la vez que nuestros ojos vuelven a encontrarse consiguiendo que mi llanto se desborde, porque lo he extrañado cada segundo desde que partí, lo he pensado todas las noches, todos los días y el que me lleve contra su pecho en busca de mi boca me hace flaquear dejando que me bese, olvidándome de todo lo que pasó y centrándome en el hombre que tengo en frente, el cual me pega a él saboreando mi boca con intensidad. «Es el coronel», el hombre a quien no puedo borrar de mi cabeza, está aquí conmigo y no es producto de alguna alucinación.

—Te necesito —Desliza la mano por mi pecho demostrando las ganas antes de tomarme, llevándome con él, sacándome del callejón y apresurandose conmigo entre las calles atestadas.

Estamos en el corazón de la ciudad, los hoteles abundan y nos sumergimos en uno de los más lujosos donde se registra afanado, recibe la llave y nos vamos a la alcoba donde dejo caer el gabán mientras que él se deshace del suyo.

La prisa por volver a besarnos gana y le saco la playera mientras él hace lo mismo con la mía desnudándonos entre caricias urgidas. Ha pasado un año y a nadie le importa eso, lo único que se desea es estar lo más cerca posible. Caigo a la cama con él, dejando que quite mis bragas y separe mis piernas, sigue en boxer y bajo este queriendo que no haya barrera entre ambos, lo sujeta y las pinceladas son tan exquisitas... No he estado con nadie desde que partí y dejo que el grueso glande se sumerja, lanzando la estocada que genera el jadeo que corta cuando me besa y provoca el que mi amor por él se alce en una enorme llamarada, porque está aquí, ha viajado desde Londres a mi sitio y eso solo hace que lo abrace con más fuerza.

Siento su necesidad, sus ganas, en lo que acaricio sus hombros, mantiene la placa militar y esta queda sobre mi pecho en lo que me sigue penetrando, entrando y saliendo con la potente erección que me satisface una y otra vez, desatando los temblores internos que desencadenan mi primer orgasmo. La primera corrida salpica mis pliegues y no se detiene, vuelve a entrar dejando la mano sobre mi rostro, soltando los empellones hasta que empujo su pecho contra la cama y me abro de piernas sobre él, moviendo mis caderas, dándome placer con el enorme falo que me hizo perder la cordura en Brasil, el cual quise montar una y otra vez en Londres.

—Nena—jadea mandando ambas manos a mis pechos mientras me sigo moviendo, desatando de nuevo el clímax de los dos.

Vuelvo a la cama agitada y aparta la sábana en busca de mis pechos, no pierde el defecto y repetimos en lo que queda de la tarde, ambos en la cama, con mi mano sobre su miembro subiendo y bajando mientras él sumerje los dedos en mi sexo dandonos placer de todas formas posibles. Las venas se remarcan en mi palma y agito, consiguiendo que aparte la boca cuando el estímulo desborda sobre mi mano.

Se vuelve a subir sobre mí follándome de nuevo como si quisiera echarme todos los polvos que nos hemos perdido con mi partida y no le pregunto por nadie, ni por mis amigos, ni por mi familia, porque sé que eso me hará querer volver y por ello solo mantengo la cabeza sobre su pecho cuando terminamos, queriendo que las horas no pasen. Lo beso miles de veces y de miles de maneras diferentes, dejando que haga lo mismo mientras anochece y solo somos dos amantes recordando el pasado. Se levanta por un par de segundos, siento su ausencia de inmediato en lo que va al baño y la opresión me avisa que ya es suficiente, porque en mi modo cualquier cosa puede volverse una dependencia y por ello salgo de la cama en busca de mi ropa.

Empiezo a vestirme en lo que vuelve viendo lo que hago. Las bragas no las encuentro y me pongo la playera acomodándola y me agacho a atar mis zapatos.

—Necesito soldados—dice— ya pasó un año y puedes...

Me vuelvo hacia él acercándome. Pasó un año, pero no he terminado con mi proceso y Antoni sigue afuera queriendo dañar. El rostro que me sumió sigue igual de bello, perfecto, peino su cabello con las manos y siento que mi amor por él sigue intacto. Los edificios de afuera se iluminan con la llegada de la navidad que todo el mundo festeja y lo atraigo a mi boca en medio de los fuegos artificiales besándolo otra vez, deleitandome con la lengua ardiente que volvió trizas mi vínculo con Bratt.

—Feliz navidad, coronel —me despido buscando la salida.

—Si te vas, no te voy a volver a buscar. Morirás para mí y haré que mi cabeza olvide quien es Rachel James —espeta―. Deja de huir, de escapar, que no sabes lo difícil que es venir hasta aquí por ti y si te vas te juro que te arranco de mi pecho.

Sus palabras me frenan por un momento, no entiende lo difícil que fue tomar esta decisión y no sabe lo difícil que es tomarla de nuevo ahora y por ello cierro los ojos haciendo de cuenta que no pasó, abandonando la alcoba, dejando el hombre que amo, pero el cual no me puedo permitir. Las lágrimas las limpio cerrando la puerta y sigo el camino que acepté hace un año.

Nota: Holaa ,les deseo felíz navidad y ojalá Eva suba un extra o un fanfic para estas fechas ,lo necesito🕯️🕯️🕯️este es de el año pasado, espero les haya gustado a las que no lo leyeron ❤️

Nota: Holaa ,les deseo felíz navidad y ojalá Eva suba un extra o un fanfic para estas fechas ,lo necesito🕯️🕯️🕯️este es de el año pasado, espero les haya gustado a las que no lo leyeron ❤️

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