MI VECINA LA ZORRA

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MI VECINA LA ZORRA

Línea de tiempo: «La misma noche de "Tal para cual 1.5 "» El día que Christopher rompió las ventana de Rachel para entrar a su alcoba.

Felicia la vecina de Rachel.

Hundo los botones del control de la tele, en busca de algún ruido que aplaque los ronquidos de Teodoro. Tiene la máscara de oxígeno y cuando duerme boca arriba desencadena un molesto ronquido que me desvela por noches enteras.

Cae un rayo y prefiero apagar la pantalla dando vueltas en la cama, mi columna no está bien y ya no sé de qué lado acomodarme.

Cierro los ojos y el corazón se me dispara cuando salta la alarma de la recepción «Virgen santísima» Me pongo de pie alcanzando mi bata.

«¿Qué habrá pasado?» De seguro volvieron a golpear a la vecina del tercer piso, amarró mi bata corriendo escalera abajo.

La disputa es en la recepción «La gente ya no respeta la paz de los inquilinos» Escucho que mandan a alguien a la mierda y me aferro al barandal en busca de más información.

—¡No puede subir! —exige Julio el portero.

Discute con tres hombres, no los detallo, pero dos de ellos arrastran uno afuera y el pobre portero se esconde detrás del mostrador sudado y temeroso.

—¿Que pasó? —me sujetó la cintura dolorida.

—Una pequeña disputa —trata de restarle importancia— Vuelva a su casa señora Felicia, ya todo está bajo control.

Suena el teléfono y duda en contestar, así que estiro el cuello notando el número 4127. Es mi vecina y por los comentarios de Julio me atrevo a jurar que está involucrada en la pelea, pero, ¿por qué?

—Puede ser importante —lo animo a que conteste.

Levanta la bocina dándome la espalda en busca de privacidad.

—Si —habla— Los escoltas se lo llevaron cuando activé la alarma.

«Si está involucrada» De seguro vende drogas o le bajó el marido a alguien, el portero cuelga y se vuelve hacia mí con una hipócrita sonrisa.

—¿Puedo ayudarla en algo más señora Felicia?

—Solo estaba preocupada por ti —sonrio— Pensé que te había pasado algo.

—Estoy bien...

—Que tengas buena noche —me despido.

Me devuelvo a casa y de camino toco la puerta de la casa Carrington, las niñas tienen una algarabía con el estéreo, cada 8 días hacen pijamadas que afectan mi vigilia. Nadie me abre y continuo mi camino «Mocosas». Les encanta ignorar a los inquilinos.

«¿Qué tiene que ver la vecina?» No sé de qué me sorprendo, es muy rara.

Subo y vuelvo acostarme al lado de Teodoro que ni siquiera se ha percatado de mi ausencia, ¿Quiénes eran esos hombres? La curiosidad me carcome.

Desapareció por años y nunca nadie me dio explicación del porqué de su ausencia. De un momento a otro volvió con un novio nuevo y a cada nada se ausenta por días.

Es rara y zorra.

El novio se ve normal, es amable y atento. Lo único malo es el horrible cacharro que tiene, cada que lo saca contamina la cuadra empeorando el problema pulmonar de Teodoro.

Me relajo en la almohada y tomo nota mental de averiguar en qué trabaja mi vecina.

Cierro los ojos y un profundo silencio me obliga a incorporarme, ¿por qué las niñas Carrington apagaron la música tan temprano y tan de repente? Sus pijamadas son hasta las tres de la mañana.

Extras Pecados Placenteros (Eliminados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora