Viserys se acercó a ellos, para poder quedar ante su hija y su nieta, observándola con todo el amor que despertó la noticia en él, una enorme sonrisa se hizo presente mientras evitaba soltar unas cuántas lágrimas por el gran esfuerzo de su hija al traer un dragón hecho y derecho a la familia.

─Es hermosa, hija mía ─el hombre dijo─, han hecho un excelente trabajo. Ambos.

─Gracias, padre ─musitó ella─. ¿Quieres alzarla? ─le preguntó, el hombre asintió y ella observó a Aemond─. Ayúdalo, por favor.

Aemond alzó a su hija con cuidado, viendo a su padre acomodarse en la cama mientras se aproximaba a él para poder depositar a su pequeña niña entre sus brazos. Viserys la sujetó con fuerza contra su pecho, mientras un nudo en su garganta impedía el pase de saliva, casi haciéndolo sollozar de la felicidad.

Alicent mantuvo una distancia prudente, viendo a ambos hijos suyos con orgullo y felicidad. Que ambos hayan agrandado su familia solamente le daba una enorme alegría que nadie borraría.

─¿Han escogido un nombre para la beba? ─les preguntó Alicent. Eireene asintió con su cabeza, una sonrisa de emoción se apoderó de su rostro y Aemond no pudo evitar bajar la cabeza en la espera de que lo dijera.

─Hemos escogido el nombre Daenyra ─pronunció, su padre la observó con sorpresa─, debe llegar un nombre parecido al de una futura reina. ¿No crees lo mismo, padre?

Viserys rió con una sonrisa y asintió con su cabeza, era vidente el placer que le dió oír aquello.

─Es un hermoso nombre ─musitó─, digno para una princesa.

─Gracias, padre.

─¿Daenyra? ─preguntó Alicent, viendo a Aemond con cierta confusión. Él alzó la cabeza para poder observar a su madre y asentir, manteniendo una expresión de total seriedad y seguridad.

─Así es, madre ─dijo él─, ambos lo hemos escogido.

Alicent asintió, completamente inconforme de oírlo usar esas palabras.

─Ya veo ─dijo ella─, es un lindo nombre.

Viserys observó a su hija menor.

─Me recuerda a ti de bebé ─pronunció─. Recuerdo que temblé al tenerte entre mis brazos, hacía tiempo no volvía a sentir eso. Fue como sostener el mundo entre mis brazos por segunda vez en mi vida…

La sinceridad del hombre logró conmover a Eireene, sus ojos acumularon lágrimas y debió tragar saliva con dureza para impedir que no salieran de sus ojos. Aemond mantuvo su cabeza baja ante él y Alicent simplemente permaneció en silencio, uno que logró preocupar a su hijo, convencido de que su padre hablaba de Rhaenyra y Eireene.

El cabello suelto de Eireene, su frente aún repleta de sudor y su cuerpo que aún padecía los dolores de un exhaustivo parto, le hicieron pensar en Rhaenyra, y luego, rememoró su primer gran amor, Aemma.

Fue como ver el fantasma de las dos primeras mujeres a las que amó.

─Estoy orgulloso de tí, Eireene.

La joven pestañeó sin poder concretar una sola oración coherente. Oírlo decir aquello era sin dudas una caricia al alma, un abrazo añorado y el beso más cálido que se le haya dado. Eireene le sonrió y asintió con su cabeza.

─Gracias, padre.

Eireene tomó la mano de Aemond para darle un apretón con fuerza.

─Cuida de ellas, Aemond ─ordenó el monarca. Él no necesitaba que le dijeran lo que debía hacer, no necesitaba oír algo que sentía arder contra su piel.

dark paradise.    aemond targaryen.Where stories live. Discover now