Tuve suerte de sobrevivir los primeros días del apocalipsis, estaba destinado a la muerte de no ser por la ayuda que recibí de un grupo en una farmacia en Macon, fue gracias a este grupo que pude conocer a quien se convertiría en mi compañera en est...
Aquello fue lo primero que escuche al despertar aquel día, debía ser pasado el mediodía por la posición del sol en el cielo. La noche anterior fue de lo más ajetreada con todo el tema de los suministros de Crawford.
- Nngh... dile a Christa que se calle... - susurraba Carley tratando de no despertarse.
- Ya es tarde, creo que están buscando a Lee... -
- Carajo, siempre tiene que pasar algo... -
- ¿Vamos? –
- Ya qué... -
Tomé mi lanza que había dejado al lado de la cama y la usé para caminar, mi pie derecho seguía doliendo como el infierno y eso que ni siquiera lo apoyaba en el suelo. Caminé con cuidado por el pasillo y bajé las escaleras lentamente con Carley ayudándome en caso de que me tropezara, tenía suerte de tenerla a mi lado.
El lugar estaba totalmente vacío, al notar esto salimos al patio y pudimos ver a nuestro grupo reunido afuera de la reja que nos protegía, eso era extraño... más de lo normal.
- Oigan, ¿por qué están aquí? Si saben que hay caminantes por las calles, no? – dijo Carley con un tono sarcástico mientras nos acercábamos.
- ¿Dónde está Clementine? – pregunté.
- Alguien se la llevo... - respondió Lee.
- ¿Qué? ¿Quién? – dije rápidamente, un ligero miedo se incrustó en mi pecho al oír a Lee.
- Parece que fue Vernon, ese malnacido le ofreció a Lee llevarse a Clementine, tenemos que ir a por él. – añadió Kenny.
- Va ser un infierno ir por las alcantarillas con mi pierna... - pensó Omid en voz alta.
- Esperen... ¿Lee? ¿Qué es eso en tu brazo? – preguntó Carley con un semblante de preocupación.
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- Es una mordida... un caminante lo hizo. –
- ¿Qué? ¡No! Carajo, ¿Qué hacemos ahora? –
- No hay nada que hacer, Carley. Tenemos que centrarnos en recuperar a Clementine. –
- Carajo... cuenta conmigo, ese imbécil de Vernon no tendrá oportunidad si vamos juntos. – dijo Carley tajantemente.
- Bien dicho, todos iremos entonces. – añadió Christa.
- Iré a prepararme... sólo necesito recoger mi arma. – dije tratando de recuperar el aliento, la noticia de la mordida de Lee me había mareado un poco.
- Ni hablar, te quedas aquí. –
- ¡Pero Carley...! – intenté protestar
- ¡Te quedas aquí! Necesitas descansar ese pie, volveremos en un rato, bien? – dijo ella dándome un par de toques a la cabeza.
