Capítulo 10 - demostración suprema de fuerza -

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Tan rápido como la hoja encendida en un fuego rojo descendió hacia ellos, Tarik tomo acción y las posiciono lejos del arcángel, luego volvió con el arcángel para intentar encestarle algunos golpes, pero todos eran detenidos por la hoja de su espada o por el blindaje de su escudo.

Definitivamente, era tan fuerte y veloz como Tarik podía llegar a serlo, no seria fácil, él lo sabía bien en cada golpe que fallaba, admitir que necesitaba ayuda de sus compañeras sería el primer paso para acercarse más a la victoria.

Del otro lado, Terion y Saria corrían con todas sus fuerzas, las cuales eran superiores a las de un humano promedio, para poder llegar lo más antes posible al pueblo donde se alojaba Deyxam, esperando así, que no fuera suficientemente tarde para volver a ayudar a sus amigos.

— ¿Cómo crees que la estén librando allá? —le pregunto Saria.

— Puedo decir muchas cosas, pero nada positivo saldrá de mi boca para describir lo que deben estar viviendo... espera un momento.

Ambos se detuvieron arrastrando sus suelas sobre la tierra del bosque, Terion le señalo un árbol, estaba confundido, algo anonadado y confundido.

— ¿Qué sucede? —le dijo Saria.

— Este árbol, lo pasamos hace rato, estamos atrapados.

— No digas tonterías, ¿Cómo podrías saber si el mismo árbol?

— Recuerda que controlo el Huko Sunjeki, puedo sentir el mismo lugar si lo pase dos veces.

Terion cerro y puño y luego golpeo el suelo, este vibro con fuerza y al mismo tiempo que el golpe generaba su eco, un enorme alarido de molestia sonaba, algo así como un mamífero recién despertado. La tierra tembló y obligo a los dos a caer sentados al suelo.

Sintieron la elevación de suelo donde estaban, moverse de una manera magistral, parecía un ser vivo que caminaba rumbo al río más cercano.

— Va en esa dirección, allá debe de estar su... no sé —le dijo Terion señalando y luego corrió en esa dirección.

Detrás de él iba Saria, quien parecía hacer esfuerzo para no tropezar con la montaña en movimiento. Terion la ayudo a levantarse y siguieron su trayectoria, cuando estaban cerca tuvieron que detenerse al borde de la tierra metida, toda la montaña semiplana era como una meseta recortada.

Lo que seguía después del borde era aún más sorprendente, definitivamente era una cabeza, no sabía de qué animal, pero lo era. De la parte superior caían varias ramas y lianas naturales, varios pájaros y guacamayos se posaban en su cabeza.

— No puede ser —dijo Saria con sorpresa al darse cuenta de en donde estaban parados.

— La tortuga montaña —empezó a leer Terion desde su libreta—, cuando son adultos tienen 500 años, animales descomunales hechos para preservar la vida, en su caparazón llevan historia, vida... llevan naturaleza.

Cada paso de aquel descomunal animal hacía que todo a su alrededor temblaran. Terion no podía ver lo que había quedado detrás, pero seguramente sería un cráter enorme, dentro de poco llegaron al río y el animal se sumergió en las aguas, provocando la desaparición de su cabeza.

— Cruzando el río está el pueblo al que tenemos que llegar —le dijo Terion.

— ¿Entonces nos está ayudando?

— Lo dudo mucho, tal vez acortando más nuestro recorrido, las personas no deben verlo, no pueden.

— Ázimo Kudsai nos dijo que los humanos no verían su forma original, que solo verían aquello que pudiesen llegar a entender.

Escuadrón Infernal - La corona de fuego -Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora