CAPÍTULO 35.- segundo fragmento

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La verdad que no había escuchado casi nada de lo que le habían dicho hasta ahora porque no podía sacarse a Jessy de la cabeza.

—¿Tienes algo que decir en tu defensa? —preguntó su tío Jaime.

Bael lo miró después de todo ese tiempo, había estado huyendo de esa mirada y ahora estaba frente a su mentor. El cual le decía en sus ojos y en su simple mirada que sabía que no prestó el mínimo de atención y que sabía que Jessy mintió para protegerlo.

Bael estaba jodido.

—De verdad lo siento, sé que lo que hice les ha traído muchos problemas y he dejado en el piso la reputación de nuestra familia, cualquier castigo que decidan darme será justo; merezco ser reprendido por mis acciones —Bael agacho la cabeza en dirección de su tío Oliver—. Se supone que es mi deber como hombre lobo velar por el bienestar de mi mate y he fallado categóricamente en ese sentido, pero por favor les suplico que me den otra oportunidad para poder acercarme a ella y solucionar este inconveniente, tratare todo lo posible en controlar a mi lobo y mantener una relación adecuada con ella.

Oliver suspiro, él también había cometido errores en su juventud y sabía que uno no siempre controlaba a su lobo.

—Tendrás que practicar control de tu lobo —dijo Oliver—. La verdad es que es comprensible que te pusieras en ese estado, saber que tu mate tiene prometido y que se va a casar habría desquiciado a cualquiera, pero a pesar de eso, la manera en que la trataste después fue muy ruin. Es por eso por lo que serás sancionado con tres meses de trabajo comunitario y practicarás mucho más rigurosamente con tu tío Jaime sobre el control de tus emociones, no lo veas como un castigo, velo por lo que es, una forma de protegerte y proteger a tu mate.

Bael asintió.

—Intentare convencer al alfa de Francia que no se lleve a su sobrina —hablo Jaime—. Tendrá que hablar la propia sobrina a tu favor.

—¿Qué hay con el pobre chico que casi mata? —dijo Dylan.

Bael tuvo que luchar consigo mismo, pero se lo había prometido a Jessy.

—Sé que no estoy en posición de pedir nada, pero Gabriela me explicó la situación con él —empezó a decir Bael, con un sabor amargo en la boca—. Se que el es un amigo cercano a mi mate y que no tuvo la intención de dañarla realmente, que todo fue un malentendido, así que me gustaría dejarlo quedarse en el reino como una manera de pedirle disculpas por lo que le hice, estuve a punto de matarlo y es algo terrible, pude haber provocado una guerra de manadas.

—¿Quieres que el imbécil que engañó a tu mate se quede aquí? —preguntó Alan desconcertado—. ¿Cerca de ella?

Por supuesto que no, pensó Bael con amargura, si fuera por mí, iría ahora mismo a terminar de matarlo.

—Si bien lo que hizo el joven estuvo muy mal —empezó a decir Jaime—. Lo que hizo no justifica que Bael intentara matarlo de una forma tan violenta en frente de tantos ciudadanos, su muerte hubiera creado conflictos terribles con la manada francesa y la manada turca, de donde provienen sus padres, así que lo que pide Bael es algo lógico para empezar. Es un buen comienzo para sanar esta herida.

—¡El imbécil la engañó a ella y a toda su puta familia para casarse con ella! —explotó Alan sintiendo que estaban siendo injustos con su hijo—. ¡Probablemente la pudo haber marcado si Bael no hubiera revelado a tiempo que eran mates!, ¡¿Van a dejar que ese infeliz se quede en el Reino cerca de mi futura nuera?!

Bael miró con consuelo a su padre, ahí parado en frente de él, como protegiéndolo de todos en la habitación.

—Alan —intento controlarlo Jaime.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now