d o u z e ; le familee

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Jardín secreto de Changdeokgung | Semanas antes.

Hyunjin llevaba varios minutos peleándole a Sue y a Caomei, la más pequeña comenzó a llorar cuando le fue negado el juguete.

Sus abuelos los observaban de lejos, Victor y la sabia Myeongseong parecían disfrutar bastante los momentos en familia y la compañía del otro, los dos sabían perfectamente lo que era tener que criar futuros Reyes o Emperadores.

Hyunjoon se acercó a la pequeña pelinegra, y la cargo, seguido corrió los cabellitos del flequillo y secó sus lágrimas

—Hyunjin, para ser un buen Emperador no hay que ser ávaro o mezquino— Con esa simple frase, Hyunjin le entregó el juguete a Caomei, quien lo acepto con una sonrisa en la cara.

Era un jojo de oro decorado con fragmentos pequeños de piedras preciosas, tenía un largo hilo de seda, el lujoso juguete lo había armado el mismísimo Víctor guiándose de una réplica de madera que una sirvienta le había regalado para aminorar su estrés.

Recordaba como se quemaba las manos tratando de poner las piedras en el  oro derretido, con ayuda del herrero del castillo, pudo terminarlo en 9 horas.

Antes de viajar se había quedado despierto esa misma noche haciendo muñecas de tela con la ayuda de tres sirvientas, apenas las iban llenando con algodón, todavía le faltaban algunas extremidades, Bella se encargaba de colocar las tiras de lana en las cabezas de las muñecas, como ojos tenían pequeñas partes de diamantes y esmeraldas, la sonrisa era de hilo dorada, y tenía una botoncito triangular como nariz. Jessica cosía las prendas que serían para las muñecas, se aseguró de seguir patrones de hanbok para que las telas quedaran perfectas y acorde a la cultura de las nietas del monarca.

Se quedaron hasta las once de la mañana, Víctor ya no se podía ni sostener del cansancio, nunca se había desvelado tanto, su cabeza le dolía por forzar la vista y el estomago le gruñía al igual que a las sirvientas.

Se merecía un descanso y los niños tendrían que compensarlo dejándolo dormir todo el día y no molestarlo hasta que se sintiera con energías nuevamente.

Hanok Jeon | Joseon, 06:15 a.m.

Se despertó con los besos de Jeongguk en sus mejillas y con un abrazo, el menor estaba aferrado a su cuerpo y ambos estaban semi desnudos, Víctor se acomodó en una mejor posición y le dejo varios besos en los labios delgados del azabache.

—¿Cómo amaneciste Cookie?— Preguntó Víctor con la voz ronca, el menor solo se limitó a llevar su mano a la ropa interior del rubio, acarició con lentitud a lo largo del pene del rubio. —Uhm ya veo, pero estoy muy cansado, me duele el trasero de haber estado tanto tiempo sentado. Otro día, bebé—

—Podemos tener otro bebé?— Preguntó Jungkook con un notorio brillo en sus ojos de bambi, Víctor negó con la cabeza y el menor bufó levantándose del cuerpo ajeno con la mirada baja, sacó de un cajón un par de zapatitos beige, en unos minutos ya los había envuelto en papel decorativo y lo amarró con un listón.

—¿Qué vas a hacer con eso?— Levantó su mirada con poco interés observando las diminutas botitas.

—Eran para nuestro futuro hijo, pero ya no, se los voy a obsequiar a la noble que cuida de Hoseok, su omega está en cinta— Jungkook tomó sus prendas

—Jungkook deja de ser tan inmaduro, por favor— Pidió Victor molesto, le fastidiaban en demasía los  berrinches que hacia el menor, tenían suficientes hijos, para que diablos iba a querer más. Víctor no quería volver a tener esas horribles estrías y esa piel flácida en su abdomen. —Además me voy a ver horrible teniendo ese estomago gigante, no voy a poder hacer nada. Llama a Iridessa y dile que quiero que preparé un baño con agua muy fría, no quiero molestar a las mujeres de aquí—

ׄ  ִֶָ 🎀 › ࣪˖ ⌕ Corset de poignet ִᴥ ּ﹗HoSeok !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora