Introducción

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El olor a quemado de la leña vieja flotaba en el aire.

El fuego ardía de una forma tan violenta que tiñó de rojo el cielo

Una hoguera que ardía estalló abrasando todos los escombros

Lo estaban quemando todo

Las pequeñas campanas sobre la vieja puerta de madera, de no menos de cien años, sonaron cuando esa persona entró en el restaurante. El recién llegado se mostró claramente sorprendido, porque no esperaba que el restaurante, que se veía deteriorado por fuera, fuera diferente de otros edificios negros que habían crecido dentro de esa zona, pero resultó que tenía un interior muy hermoso que excedía mucho lo esperado.

Una nariz rosada sobre la cara, un cabello gris que acumulaba polvo y la nariz, que olfateaba el leve aroma de una comida que nunca había comido y difícilmente comería, porque la comida que servían era la comida de los «Alfas», un grupo de la alta sociedad de este país. Lo mejor que había probado nunca fue un vino dejado atrás que el grupo Alfa ya no consumía.

Los ojos de color rubí recorrieron los alrededores con interés, ya que parecía un restaurante de comida china que se estaba haciendo muy popular entre los Alfas, y cuya decoración se remontaba a los días en que la taberna aún era próspera, con un ambiente cálido. Todo en la habitación parecía teñido de rojo por los farolillos del techo perfectamente colocados. Había una talla china con un grabado metalizado. Con un diseño simétrico, pero con el nombre equivocado, correspondiente a otro diseño. De todo lo que había, lo que más destacaba del restaurante eran dos leones chinos de hierro fundido, puestos de pie y separados, delante del restaurante que enseñaban los colmillos para dar la bienvenida.

Después de admirar la decoración interior del restaurante, el cliente recuperó el sentido al escuchar una voz baja que lo saludó de forma fría.

—¿Eres un conejo?

—S... sí.

Se le cayeron dos hojas al hacer un pequeño gesto para admitir que era un conejo. La cabeza peluda fue volviendo a su forma humana habitual para poder hablar fácilmente. Lo único que quedaba eran dos orejas de conejo que no pudo revertir por su mala salud, debida al duro trabajo y las enfermedades crónicas que habían ido carcomiendo su cuerpo durante largo tiempo.

Se quitó rápidamente el gran sombrero con una pequeña mano que todavía estaba cubierta de pelo y se arregló la ropa para verse limpio. Aunque ya lo había hecho antes de entrar, no pudo resistirse porque este lugar parecía demasiado lujoso para que un beta sin valor como él ensuciara algo.

—Mi nombre es Kawin. Soy un conejo beta. He oído que hay un servicio aquí que te permite «dormir bien», no sé si eso es cierto.

Aunque Kawin aun parecía joven, el tono de voz que usó denotaba cansancio, como el de una persona muy mayor. Sus ojos, que se veían animados hacía un momento, parecían tristes al levantar la mirada y recordar qué lo había llevado allí.

—Sí, lo hay.

La respuesta hizo que la expresión de Kawin mejorara notablemente.

Kawin miró esperanzado al hermoso hombre frente a él. Aunque no era muy grande, podía sentir algún gran tipo de poder que emanaba de él de forma despreocupada. Se encontró con unos ojos dorados que lo miraban con indiferencia y se sobresaltó cuando vio una bonita camiseta negra de gran tamaño con el dibujo de un animal rugiendo. Era tan realista que inconscientemente dio un paso atrás como si fuera a escapar.

—¿Eh? ¿Es usted un Alfa?

La boca de Kawin tembló, presa del pánico. Porque no esperaba encontrarse con un Alfa en un lugar como este, un sitio que los Alfas habían definido como un lugar en el que los humanos que quedaban vivían juntos. Pero al mismo tiempo donde podían descansar los Betas de bajo valor, sin educación, que bebían sin parar licores de baja calidad y mal sabor, casi sin comer, para olvidar el dolor que sentían.

Singhakul Pochana (The Lion Shop) {DYSTOPIA} - traducción al españolWhere stories live. Discover now