La primera respuesta

80 12 1
                                    

Tengo que encontrar la respuesta, ya pasó mucho tiempo y aún nada. ¡¿Dónde estás?!

Tomé el libro de anatomía especifica y lo lancé por la ventana. En mi mesa estaban otros tres libros de mitos, anatomía y bestias. Caminaba de un lado a otro, con los ojos llenos de lágrimas, mi cabeza dolía mucho, no había dormido en tres noches. No hacía nada más que leer y beber café; no había comido nada, había lanzado tantos libros por la ventana que las mucamas ya no entraban a guardarlos desde que destrocé el primero que me habían traído.

Habían pasado tres días desde que me habían remplazado. Sentía mucha desesperación, impotencia y tristeza. Yo más que cualquiera en la manada quería saber qué pasaba, dónde estaba mi bestia, porque no tenía orejas ni cola, no hay colmillos, no hay garras, ¡nada!

¡Maldita sea!

― ¡Mizuki!

― ¡¿Qué quieres?!

― ¡Contrólate!

― ¿Controlarme, madre? ¿Cómo puedo controlarme si mi hermano y mi padre se ocuparon de convencer al consejo para quitarme el puesto que siempre debió ser mío?

Lancé la mesa con todo lo que había en ella, chocó con la pared y se partió. Mis manos fueron a mi cabello y me dejé caer de rodillas al piso. Lloré como nunca antes había llorado. Mi madre corrió a mi lado y me rodeó con sus brazos derramando tantas lágrimas como yo.

Desperté sintiendo en mi pecho el fuerte latido de mi corazón, a veces tenía ese sueño; en realidad es un recuerdo. Eso sucedió días después de que me quitaron el puesto de Alpha, estaba tan frustrado que le grité a mi madre, destrocé cosas y traté mal a todos. Nunca me había comportado tan salvaje e incontrolablemente como esos días, supongo que fue el mínimo de bestia que tenía.

Tocaron la puerta, no respondí, cerré los ojos y me giré aun envuelto en las sábanas que estaban tibias por la temperatura de mi cuerpo. La puerta se abrió y sentí una cálida brisa, parecía viento veraniego ardiente y sofocante, sentí como mi temperatura se elevaba haciendo que mi cuerpo se comportara de una forma tan extraña. ¿Tenía calor? ¿Mi temperatura está siendo irregular? ¿Qué era esta sensación que hacía arder mi cuerpo?

Mizuki―susurraba una voz desconocida―, búscame, encuéntrame, por favor...

Respiré con fuerza llenando por completo mis pulmones al escuchar el despertador. Podría jurar que ya había despertado...

Amo, ¿está despierto? ― del otro lado de la puerta me llamaba una mucama.

―Sí, ¿qué pasa? ―respondí aún alterado.

El jardinero encontró algo en el árbol sagrado y tiene su nombre.

―Claro, pasa.

Me senté con las cobijas aun cubriendo mis piernas y cintura. Intenté regular pronto mi respiración cuando escuché la puerta deslizarse, la hembra del servicio entró con rapidez, me hizo una reverencia, se acercó aún más a mí y me mostró con ambas manos una carta cuyo sobre tenía escrito Para Mizuki.

La tomé, me emocioné de pronto. La mucama retrocedió unos pasos.

―Espera― se detuvo, con su miraba aun viendo al suelo―, ¿viste a alguien cerca del árbol?

―Sólo al jardinero y su nieta.

― ¿Viste quién encontró la carta?

―No, amo, pero si usted lo desea, puedo vigilar el árbol sagrado todas las mañanas.

Pensé un poco, no sabía si sería algo conveniente, pero creo que no tenía más que perder.

―Bien, acepto, ésa será tu tarea a partir de ahora. Vigilarás el árbol en cada oportunidad que tengas, especialmente por las mañanas. Esto será un favor personal, un secreto entre nosotros y a cambio haré algo por ti.

El Sol & La Luna [+18]Where stories live. Discover now