VI

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Las noches en la isla de Los Santos no eran tranquilas para la policía, como tampoco lo era de día. Pero había algo que le hacía tomar la mayoría del tiempo el turno nocturno cuando Gustabo tomaba las tardes, quizá era el hecho de que le daba la privacidad debida a su hermano para que pudiese estar con Greco o porque en la noche pasaban las mejores persecuciones con las calles vacías. Tomó aire cuando salió de la sede a estirarse, aquella noche en particular era bastante tranquila, sacó su celular para poder enviar un mensaje a Athenea cuando vio que Volkov estaba en línea, una sonrisa se formó en su rostro.

Abrió el chat de su casi algo para poder enviarle un mensaje mientras se afirmaba de la pared.

Abrió el chat de su casi algo para poder enviarle un mensaje mientras se afirmaba de la pared

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Antes de bloquear su celular su sonrisa se ensachó, con cuidado acarició la fotografía que tenía de fondo de pantalla, todo lo hacía por ella, se dijo

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Antes de bloquear su celular su sonrisa se ensachó, con cuidado acarició la fotografía que tenía de fondo de pantalla, todo lo hacía por ella, se dijo. Se dirigió hacía su patrulla para subirse y comenzar a conducir hacía el hospital, mientras Fred le abría el portón habló por radio.

—Voy a estar en el hospital haciendo unas diligencias, cualquier cosa que necesiten me buscan en radio.

—10-4, señor.

—Diligencia se llama ahora besarte con el ruso

Una carcajada salió de sus labios cuando escuchó ese comentario de Blake, colocó en la radio de la patrulla una canción para comenzar a conducir hacía dónde estaba su comodidad.

Cuando llegó al hospital, Volkov se encontraba mirando en la tableta algo mientras se afirmaba de la pared.

—Buenas doctor, vengo por un parche curita para mi herido corazón.

El peligris alzó su cabeza para mirarlo mientras una suave risa salía de sus labios, dejó la Tablet con cuidado a un lado para acercarse al moreno.

—Priviet, H.

—Buenasss, Volkov ¿Cómo está mi médico favorito?

—Esperando que mi paciente venga, pero creo que es una noche bastante calmada.

—Bueno, ese paciente tendrá que esperar porque ahora te toca tiempo conmigo.

El ruso rio con alegría que hizo sonrojar nuevamente a Horacio, le encantaba el sonido de la risa de Volkov. Con una sonrisa se acercó para robarle un beso en los labios del ruso, cuando se separaron los dos estaban sonrojados.

The Nights [Volkacio]Where stories live. Discover now