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Capítulo 25 - El Deseo Oculto

Salió la sinceridad de Edwin. Tenía la intención de tener a Diana si lograba casarse con un miembro de la familia imperial. Sin esa determinación, no podría venir aquí hoy.

"Yo..." Edwin estaba tratando de decir algo.

"Sí. Ojalá pudiera." Diana asintió con la cabeza.

Edwin dejó la taza de té en silencio.

Sucedió que ambas manos estaban sobre la mesa. Era sencillo reducir la distancia. Edwin estiró un poco el brazo y tomó la mano de Diana.

Diana miró a Edwin con asombro, pero no lo suficiente como para quitarse la temperatura. Sobre todo, sus manos grandes y cálidas cubrían el dorso de sus manos, y ella sintió una sensación de calma que no podía sentir en nadie.

Eres un hombre honesto. Me gusta eso."

"Su Alteza... ¿es porque soy honesto? ¿Eso es todo?"

"Tal vez o tal vez no." Diana se quedó sin palabras.

Edwin dio una respuesta extraña y tocó el dedo de Diana con la punta de sus dedos. Las pequeñas y tiernas manos estaban más frías de lo esperado; sintió pena por ellos.

"Encontraré una manera de ahora en adelante. De todas formas."

"Yo también lo pensaré".

Al final de la historia, Edwin no soltó las manos de Diana. En cambio, él estaba más completamente envuelto alrededor de ella.

"Su Alteza..."

En lugar de responder a las palabras de Diana con algo de vergüenza, sus ojos negros la miraron profundamente. Entonces Diana de alguna manera olvidó qué decir.

"Si quieres negarte, siempre puedes resistir".

Esta palabra significaba mucho. Edwin y Lucas eran partes crucialmente diferentes. Lucas forzó la obediencia y Edwin quería el corazón de Diana.

"Recuerda, lo haré".

"Esperaré ese momento".

Una sonrisa se dibujó en los labios de Edwin.

"Ahora que he escuchado tu historia, déjame contarte mi historia".

Diana asintió con la cabeza. La noche aún era profunda y quería saber más sobre él. No como el primer amor de Diana en el libro, sino sobre un hombre llamado Edwin que llegó a Diana.

"Creo que me enamoré de ti a primera vista."

No importa cuán agresivo fuera Edwin, Diana estaba genuinamente sorprendida en este momento. La sorpresa era evidente en los ojos azules. Incluso esa mirada era encantadora para Edwin.

"Su Alteza, todavía estamos..."

"Sí, nos conocimos hoy. Pero no puedo definir este sentimiento ya". Las floridas palabras de Edwin fortalecen su confianza.

"Tengo la intención de cortejarte".

Sólo las pestañas de Diana se movieron.

"Seguiré adelante hasta que vengas a mí".

"Podría ser perjudicial para ti".

"Me haré cargo de ello. ¿Me veo como una persona patética que ni siquiera puede cuidar de sí misma?"

"No".

Edwin tiró ligeramente de la mano de Diana hacia él. Las manos sostenidas por mucho tiempo estaban calientes. Este contacto ya no se sentía extraño.

Edwin miró a Diana, quien no respondió por un momento, tiró de su mano y se la llevó a los labios. 

Pronto los labios de Edwin tocaron el dorso de la mano de Diana. Cuando el suave toque de sus labios tocó el dorso de su mano, los ojos de Diana se llenaron de emociones encontradas.