Capítulo 5 "Confianza Perdida"

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El hombre gordo me abrazó por la cintura estando detrás de mí. Comenzó a besarme el cuello y yo sentí necesidad de salir corriendo de ahí.

—Voy al tocador, vuelvo enseguida—me solté y le señalé el baño fingiendo una sonrisita tonta.

Esperé hasta que la capsula hiciera efecto en mí haciendo que todo me diera vueltas y entonces salí logrando caminar normal.

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Los días en España pasaron demasiado lentos para mi gusto. No podía concentrarme en nada. A mi mente solo venía una imagen, Nana. Su cuerpo moviéndose al ritmo de la música, su cuerpo perfectamente formado con esa ropa que llevaba esa noche, me estaba empezando a volver loco.

En las madrugadas que terminaba "el show" no lograba conciliar el sueño solo por pensar en ella y si lo hacía era para soñar, cosas no decentes con ella. Era la segunda vez que me pasaba, la segunda vez que una mujer se mentía tan dentro de mí y eso me estaba incomodando y desesperando. Porque la primera mujer por la que me sentía de esa forma había sido Jinah, una compañera de clases y a quien nunca me atreví a confesarme.

Un día antes de regresar a Estados Unidos y como era mi costumbre le pedí a una de las chicas ir a mi habitación. Era hombre y al igual que todos yo también necesitaba de esos placeres.

Fue la primera mujer con la que tuve sexo y de ello se encargó mi padre al pagarle para que me "iniciara". Desde entonces solo la busco a ella para esos momentos y por esa razón viajó conmigo.

Eunhee hizo un baile erótico para mí, mientras yo la observaba bebiendo un vaso de vino. En cada movimiento que hacía la imagen de Nana bailando venía a mí. Luchaba por alejarla de mis pensamientos para poder disfrutar después de tantos días sin placer.

Le ordené con la mano que se acercara a mí ya cuando solo contaba con su ropa interior. La besé con desesperación y acariciaba las curvas de su cuerpo. Ella me desabotonó la camisa y al quitarla la arrojó lejos. La giré dejándola sobre la cama y yo encima de ella. Abrió sus piernas y las posó a mis costados, sin duda estaba disfrutando de ese momento, y yo intentaba hacer lo mismo.

La imagen del rostro de Nana en esa chica me hizo besarla con más pasión y salvajismo, llegué a morderle los labios haciendo que ella soltará un grito ahogado. Fue entonces que me separé un poco y vi su rostro nuevamente, ahora el hechizo se había roto, no era Nana y todo mi libido se vino al suelo.

Me retiré poniéndome de pie y le ordené que se marchara. Ella solo me miraba confundida.

—¡Que te largues! —grité molesto, no con ella, conmigo mismo.

—Es por ella ¿verdad? —gritó molesta aun sobre la cama—. Es por Jinah o Nana o como se llame ¿cierto?

Al escucharle mencionar ese nombre mis ojos se abrieron grandes.

¡Es ella!

Ahora comprendía el porque me volvía tan loco y porque llamaba tanto mi atención. Algo me recordaba a esa chica de la secundaria a quien siempre solo me limitaba a observar. Quien me enamoró con su sonrisa, con su rostro y esos hermosos ojos grandes.

La chica se levantó rápido al no ver reacción alguna en mí, tomó su ropa y se marchó. Al estar solo me tumbé en la cama llevándome la mano a la cabeza. No podía ocultar que estaba más que feliz por haberla encontrado, sin embargo, también estaba furioso y preocupado ¿Qué demonios estaba haciendo ella en un lugar así? ¿cómo terminó ahí?

Ahora más que antes estaba desesperado por volver, necesitaba saber que ella estaba bien.

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COMPRADAWhere stories live. Discover now