Capítulo 5 "Confianza Perdida"

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Abrí la cortinilla, cerré los ojos y suspiré profundo. Tomé valor y caminé por la pasarela para después llegar al final frente al tubo. No podía creer lo que estaba haciendo, otra vez debía de bailar para complacer a los hombres ahí presentes. No podía decir que no, no después de ver como trato Alex a esa niña, porque aún con ese maquillaje y esa vestimenta, seguía siendo una niña.

Me dejé llevar por la música y al parecer esta vez lo hice mejor que la primera. Hubo muchos aplausos y silbidos de conformidad. Me bajé y solo esperé un poco, no sabía a donde dirigirme ahora. La última vez el guardia me había llevado de inmediato con un cliente. Esperaba que eso pasara aunque en el fondo rezara por que no. Suplicaba porque Woobin volviera y me volviera a salvar como aquella vez.

Sentí la mano de alguien tocándome el brazo, me sentí aliviada demasiado rápido. Al girar para verlo mi rostro de esperanza se volvió de terror. Alex me tomaba con fuerza y rió ante mi expresión.

—Parece que serás alguien famosa por estos rumbos —continuó sonriendo—, ya tienes a un cliente, andando.

Me obligó a seguirlo mientras yo continuaba con mi rostro de miedo y desilusión.

Mis ojos se abrieron grandes al ver a quien me llevaba. Era el mismo hombre gordo de la noche anterior. Me miraba de pies a cabeza con ojos de deseo, tal cual como un león saboreando a su presa.

—Es toda suya, Señor Jones —informó Alex soltándome del agarre y poniéndome frente al tipo.

—Creí que me volverían a decir que no estaba disponible —expresó después de dar un sorbo a su bebida.

—El jefe ya dio su aprobación y se disculpa por ese malentendido —le respondió Alex.

Al escucharlo no sabía que pensar ¿fue Woobin quien dio el permiso? No lo creía. Ni siquiera entendía porque es que ahora confiaba en él, al final de cuentas, este es su negocio y si no gana dinero con nosotras, entonces no servimos y nos desechan. Pero a pesar de eso quería seguir confiando en él pero tal vez ya era tarde para eso.

El hombre me tomó de la cintura pero me solté al sentir su contacto.

—Permítame un momento, señor Jones —se disculpó Alex y me jaló del brazo llevándome solo unos pasos lejos del hombre—. Creí que ya te había quedado claro, cariño. No quiero arruinar esa linda cara o ese magnífico cuerpo, pero si me obligas tendré que hacerlo ¿Entiendes?

Sólo asentí ante su advertencia. Estaba completamente segura que él podía hacer lo que quisiera, ya lo vi y no me quedó duda alguna que no tiene sangre en las venas y ni un poco de corazón.

—Bien —acarició mi mejilla con sus dedos—, entonces ¿qué esperas para hacer sentir al señor Jones como en el paraíso?

Me soltó y caminé hacia el tipo tratando de ocultar el miedo que sentía y el asco.

Al llegar con él, me tomó de la mano y comenzó a caminar rumbo a las habitaciones. Unos metros antes me topé con Minah, al verla acercarse solo bajé la mirada, era realmente vergonzoso.

Antes de alejarse tomó mi otra mano y dejó en ella algo pequeño que muy apenas pude sentir al cerrarla. Moví mi mano hacia el frente y observé lo que me había dado, era una capsula. Y entonces supe de qué se trataba, era esa droga que utilizaba desde que llegó.

Dudé un poco en utilizarla, pero justo antes de entrar a una de las habitaciones me la puse en la boca y la tragué sin agua, solo mi saliva ayudó a su desplazamiento hasta mi estómago.

Esa noche también sería mi primera vez en una de las habitaciones, no me imaginaba como eran y tampoco deseaba saberlo.

Al entrar todo era elegante, no tanto como en el hotel aquel en el que me dejó Alex, pero si era lujoso. Era más pequeño, contaba con una cama tamaño grande, una mesa en el centro con botellas de vino y varias copas y un cuarto de baño.

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