Capitulo 9

93 16 37
                                    

Maratón 2/2 + especial de navidad ♡

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Maratón 2/2 + especial de navidad

«Los demonios me protegían, no tenía por qué temer a la policía»

-David Berkowitz.

«Si tuvieras que matar a alguien alguna vez, ¿A quién sería, Ada?». Pregunté a mi subconsciente, con intención de distraerme.

-Al parecer cambiaste de un día para otro -observó intencionalmente el novio de Ava.

Brayan Rodrigo Roth, un buen chico al punto de vista de mi hermana. Aunque Ava y Brayan a mi sabio parecer no encajaban en lo absoluto.

Al chico se le notaba a mil leguas que no la soportaba. Y, ¿como soportarla? La muy subnormal preguntaba todo tipo de imprudencias sin reparar en el peso de sus palabras.

De Milagro no la había terminado a la primera semana, aunque tenía entendido que aún llevaban poco tiempo.

-Depende mucho, Bra...

-No me dices Cosito, no fastidias, no estás arriba de mí como pulga a perro... Definitivamente estás rara, Ava. ¿Qué es lo que te pasa? ¿No te ha caído la regla? Mira que yo no he tocado esa santidad... -habló apresurado, y con gesto vago.

-De cualquier forma, se nos hace tarde, Brayan. -le traté de informar, pero el muy torpe se dio cuenta siquiera.

Además de torpe, distraído.

Arrugó ambas cejas. Ambos semblantes, tanto así, que parecía que ambas cejas no estaban divididas por un ceño que ascendía por el puente de su nariz. Como si su propio nombre le pareciera ajeno, como si no se llamara así. ¿Entonces, cómo se llamaba?.

-Me llamo Liam, ¿qué bicho te picó?. -inquirió a la par de sus ojos que chispeaban de confusión.

Fingí por un minuto limpiar mi zapatilla, y luego atiné a poder similar un estornudo. No tenía entendido nada, creí que en serio se llamaba Brayan.

Al parecer mi memoria me traicionó.

-Oh, lo siento, sólo estaba algo distraída. -hablé con tono afable tras mi voz.

Me echó una miradita de reojo, reflejando desconfianza. Al parecer quería refutar por mi equivocación, pero se limitó a formar una línea apretada con sus labios.

Ese gesto no pasó desapercibido para mí, pero, de todos modos, no había quien pudiera discutirme.

Caminamos por el camino que llevaba a ese lugar para mejorar tu salud mental.

La terapia era el punto del cese del dolor. Mas bien para mí, a diferencia de Ava, el dolor parecía necesario. Hermoso. Satisfactorio. Inevitable.

Incontables veces había soñado con él, y, aunque no podía asegurarlas todas, tampoco era el hecho de quisiera fantasear con otra cosa.

El Rostro Humano de Lucifer ©Where stories live. Discover now