Prólogo

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_ Vamos hija, no puedes estar ahí encerrada para siempre.

_ ¡Y ya te dije que no saldré de aquí hasta que cambien de opinión tú y papá!

Esto como muchos pueden deducir que esto es la típica discusión entre los padres y sus hijos, aunque la realidad es otra.

_ Ya te lo dije, esto lo hacemos para tener una mejor vida. Tu padre se esforzó mucho para ser ascendido en su trabajo.

_ ¡No quiero tener una mejor vida! Ya soy feliz como estoy aquí, y no planeo irme.

La madre, una señora de unos 40 años, cabello negro y de cuerpo esbelto, no sabía que hacer para que su hija entre en razón, no podía entrar a su habitación debido a que su hija la cerró por dentro. En eso aparece un hombre de cabello negro, alto y usa unos anteojos, él es el esposo de la madre de familia.

_ Hola cariño. ¿Todo bien por aquí?— saludaba el esposo a su mujer.

_ Que bueno que llegas Wilson. Estuve hablando con nuestra hija sobre "eso" y pues...... no le gustó para nada lo que dije.— respondía la esposa.

_ Ya veo, déjame intentar a ver si puedo convencer a nuestra hija.— dijo Wilson a su esposa.

El hombre con anteojos se acercó a la puerta de la habitación de su hija, la tocó dos veces y luego habla para así charlar con su hija.

_ Tabby, soy tu padre. Sé que no te gusta la idea de que tengamos que mudarnos, yo también pasé por lo mismo hace años cuando me mudé aquí con tus abuelos, al principio puede ser duro, pero te acostumbrarás.— decía el padre a su hija.

_ Ya dije que no quiero irme, no pienso irme de Nueva York, ni mucho menos del país. Así que no pienso salir de aquí.— respondía la chica llamada Tabby.

_ Por favor Tabby, sé que no quieres dejar la ciudad y a tus amigos. Pero debes de entender que esta oportunidad es única y que solo ocurre una vez, trabajé muy duro para conseguir ese ascenso en mi trabajo.— dijo el padre.

_ Hazle caso a tu padre, cariño. Esta oportunidad que le dieron a tu padre es algo por el cual trabajó por años conseguir y no podemos darnos el lujo de desperdiciarlo. Solo te pedimos que cooperes.— dijo ahora la madre.

_ Ya di mi respuesta y no pienso cambiar de opinión. Quiero quedarme, en esta ciudad crecí y pienso morir aquí, estar con mis amigos y colegas.—respondía Tabby.

Ambos padres estaban ya molestos por la aptitud testaruda de su hija, ellos sólo quieren lo mejor para ella y para eso debía de dar de su parte. Estaban por usar la fuerza hasta que la madre se le ocurrió algo.

_ Bueno, si tanto quieres quedarte aquí en la ciudad con tus amigos entonces hazlo. Pero eso si, te dejaremos con tus tías Mabel y Katie, ya que al ser menor de edad debes de estar con un adulto mientras nosotros estamos fuera del país.— dijo la madre.

_ Buena idea, déjame llamarle a mis hermanas para decirles que dejaremos a Tabby con ellas mientras nosotros nos vamos.— le siguió el juego Wilson.

Fue así que el padre de familia sacó su celular y marcó un número, escuchó como del otro lado de la línea el pitido de llamada en espera. Justo cuando estaba por responder la llamada fue que la puerta de la habitación se abrió.

_ ¡Está bien, está bien ustedes ganan! Haré lo que ustedes digan, solo no llamen a las tías Mabel y Katie, prefiero otra cosa que estar con ellas.— exclamó la chica a sus padres.

La chica en cuestión es una adolescente de unos 15 años aproximadamente, cabello negro como el de sus padres sólo con la diferencia en que tiene parte de su cabello pintado de morado, ropas de un morado más oscuro y botas moradas todavía más oscuras.

Las vueltas de la vida (Tabbycoln) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora