Capitulo 17

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~ Agosto, 15 ~

Me desperté en una cama que se me hizo enorme, envuelta en sábanas grises y suaves como la seda.

Me senté y observé a mi alrededor. Era el doble de grande que mi habitación. De paredes altas y blancas. Los pocos muebles que habían eran de madera oscura y frente a mí un enorme ventanal panorámico, con Santiago a mis pies, y a mi derecha, la puerta abierta de la cual se escuchaban murmullos.

Me levanté y busqué mi ropa. Y no encontré nada. Me dirigí a las otras dos puertas a mi izquierda y casi me desmayo. Jamás vi un closet de ese tamaño. Era otra habitación, literalmente. En medio de este una banca tapizada de cuero negro, piso alfombrado y muy bien iluminado. Frente a mi zapatos y zapatillas de todo tipo, estaban perfectamente ordenados, al lado izquierdo, camisas y trajes elegantes. Y mi derecha, ropa casual de uso diario, pero no había mucho color, el negro predominaba entre las prendas.

Mientras hurgaba, opté por tomar una camisa negra para cubrir mi desnudes y tomar un par de toallas. Salí de ahí y frente de la habitación había otra puerta abierta, como si estuviera esperando a que entrara. Era un baño amplio y luminoso, con una enorme tina cuadrada empotrada en el suelo de baldosas negras. Y no pude resistirme en llenarla y sumergirme en ella. Busqué el jabón de burbujas y para mi sorpresa había uno prácticamente nuevo, de aroma cítrico y dulce. Me quedé ahí, disfrutando del agua caliente y las burbujas hasta que mis dedos comenzaron a arrugarse.

Cuando salí a la sala me encontré a Dante en la cocina. Busqué a Daniel con la mirada, pero no se encontraba ahí.

— Mi padre lo llamó para revisar unos proyectos — respondió Dante leyendo mi mente.

— Oh. — respondí nerviosa.

— Supongo que debes tener hambre.

Se manejaba en la cocina igual de bien que Daniel y vestía de manera cómoda, polera de algodón y buzo, ambos de color negro, tenía el pelo alborotado y se veía ultra mega sexy.

La luz resaltaba de manera impresionante sus ojos azul grisáceo.

Evitaba lo más posible en no verlo demasiado, no lo soportaba. Me hacía sentir indigna.

Puso frente a mí un plato de lasaña.

— No sabía que cocinaras.

— Hay muchas cosas que no sabes de mí. — me da una sonrisa sugerente.

— ¿Dónde está mi ropa? — pregunté ignorando su insinuación.

— La hicimos jirones — me mira con extrañeza — ¿no lo recuerdas?.

— ¿Y...? —lo observé esperando más.

— ¿Y qué...? — me mira confundido.

— ¿Qué me voy a poner? — pregunte casi molesta.

— Ya estás vestida — me vuelve a sonreír mostrando sus perfectos dientes.

— Estas de broma ¿verdad? — lo mire seria.

— Te ves sexy.

— ¡Ni siquiera tengo ropa interior! — exclamé molesta.

— Debo admitir que no era mi plan... — su mirada de malicia me congelo.

— Eres un...

— En el fondo te encanta — me interrumpe — admítelo.

No pude argumentar nada, porque tenía razón. Pero lo fulmine con la mirada.

Andar así frente a un chico es realmente erótico. Sobre todo, porque es la mejor forma de decirle que estas predispuesta a tener sexo en cualquier momento.

La entropía de Heather [+18] (En proceso)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora