Capítulo 06

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 Junio, 17 ~

Me desperté, para mi tortura muy temprano en la mañana. Con una horrible sensación. La resaca hizo lo suyo, así que por instinto me fui a la cocina, abrí el refri y me serví un gran vaso de agua y me lo bebí a fondo.

Me preparé el desayuno; jugo de naranja, café y tostadas con crema de avellana. Mire a mi alrededor y aunque el departamento ya estaba amoblado, le faltaba algo. Las paredes estaban desnudas y la falta de verde me hacía sentir un poco estéril. Si. Le faltaba vida a ese pequeño hogar que estaba haciendo mío.

Tomé mi libreta – donde apunto todo y que ya era una extensión de mi– y anoté las cosas que me hacían falta.

Entré en la habitación que sería mi estudio de trabajo. Observando lo que me quedaba por ordenar. Observe los libros apilados en el suelo y mis artículos de arte arrinconados en una esquina. Trate de visualizar cómo organizaría todo e intente hacer un cálculo a ojo de las dimensiones de mi mesa de trabajo y de las estanterías y repisas. Pero me di cuenta que me hacía falta una cinta para medir. Lo iba anotar en mi libreta para comprarla cuando, recordé, que tengo un muy buen vecino, que tenía muy buena voluntad para ayudarme.

Toqué la puerta de Daniel un poco ansiosa. Eran las ocho de la mañana y después de tocar, me percate de que podría estar siendo un poco imprudente. Estaba retirandome lentamente, cuando la puerta se abre.

"Ay, papacito".

Solo llevaba un pantalón de pijama negro y el torso desnudo, y el cabello suelto desarreglado.

Que calor hizo de repente.

Estaba recién levantado.

— No, este, yo, no... he — mis neuronas hicieron corte — lo siento - dije al fin — no quise despertarte.

— No hay problema — dice como si nada, aunque aún estaba somnoliento

— ¿Qué pasa? - dice apoyándose en el marco de la puerta.

"Que no me pasa" pensé para mis adentros.

— Es que... yo... eh este. Mueble. Medir. - tartamudee.

¡Contrólate mujer!

No sabía que estaba diciendo, respire profundo, apartando mi vista de él. Y es que dios santo, era delgado pero sus músculos estaban muy bien definidos.

— Necesito una cinta para medir... un mueble para mis libros. — dije al fin.

— Claro. — dice Daniel sereno. Como si mi balbuceo no fuese nada.

Entró en su departamento y al cabo de un rato, regresó con una cinta de medir, pero se había puesto una polera y amarrado su cabello en un moño alto.

Lo seguí hasta mi futuro estudio.

Hicimos un cálculo de todo los libros y material de arte y al tener una idea empezó a tomar medidas, incluso me hizo un elaborado croquis para mostrarme su idea de como iba quedar todo. Se nos fue por completo la mañana en eso. Una vez ya lista la idea y el presupuesto aproximado de todo, yo solo quería salir y empezar de una vez, pero Daniel me detuvo divertido. Él muy presumido, me habló de sus contactos y que no me preocupara de nada. Y no pude evitar sentirme bloqueada.

¿Dejar que otros se encarguen? Era algo que a mi mente le costaba procesar.

— ¿Y qué hago yo? — pregunté desorientada.

— Pasan de las doce y es domingo - me dice despreocupado mientras ordenaba las cosas — podríamos comer fuera.

— Ah — exclamé sorprendida. Lo medite un momento —. Claro, deja que me cambie.

La entropía de Heather [+18] (En proceso)Where stories live. Discover now