Capitulo 12

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~ Julio, 27~

No sé cómo Dante convenció a Claudia, pero ahora en vez de uno, tengo tres días libres.

A las 6:00 am me metieron en el auto de Dante. Él manejaba y Daniel iba de copiloto, yo iba en la parte de atrás, acostada y usando mi bolso, donde llevaba lo necesario para este inesperado fin de semana, como cabecera. Y me dormí todo el trayecto de camino a Valparaíso.

— Ya llegamos bella durmiente — dijo Dante dándome unas palmaditas.

Me desperté desorientada, y con mala gana salí del auto.

Una enorme casona se alzaba imponente frente a mí. Daniel estaba sacando los bolsos del maletero. Dante le puso el seguro al auto, mientras tanto yo observaba la pintoresca casona, tratando de descubrir qué estilo arquitectónico es. Era de tres pisos y resaltaba entre las otras casa. La idea de que fuera una especie de hospedaje se esfumó, cuando una mujer mayor de aproximadamente sesenta años recibió a Dante con cariño. Mientras el hablaba con la mujer, yo estaba despistada contando las ventanas, solo en el segundo piso conté doce, calculando solo por la fachada frontal unas cuatro habitaciones. Las del primer piso eran más grandes, pero al menos unas seis y el tercer piso, tenía cinco. Trate de compararla con la casa de mi padre, pero el estilo escoces es completamente diferente. Ante mi obvia ignorancia con respecto a temas arquitectónicos, Daniel se percató y salió en mi ayuda.

— Es una casa estilo ecléctico. — me informa sin que yo le hubiera preguntado nada — mezcla muchos estilos como el victoriano en las ventanas, pero con preeminencia neogótica. Tiene una superficie aproximada de unos 1.600 metros cuadrados en un terreno de aproximadamente 3.000 metros cuadrados.

— Es enorme — dije para mi misma. Observé la torre esquina que la hacía lucir aún más magnífica.

— Su estructura base es de piedra y hormigón en el subterráneo. En la fachada tabiquería de roble — comenzó a señalar con entusiasmo — y relleno de hormigón con aislamiento de fibra de vidrio y los revestimientos en su interior son de papel tapiz, pintura, zócalos de madera y azulejos en los baños y cocina; los cielos de tabla y los pisos son de parquet, tabla y baldosa...

— Ya déjala — le interrumpe Dante — la vas a marear.

Aunque trate de no verme grosera, era verdad. No entendí casi nada de lo que dijo. Era demasiado técnico, pero como es algo que de verdad le apasiona, no quise cortarle la inspiración, sobre todo, porque era algo que me encantaba de Daniel. Además una casa tan linda, es mejor verla que tratar de imaginarla.

— ¿Cuántas habitaciones tiene? — pregunte para sacarme de la duda.

— Un aproximado de quince distribuidos en tres plantas sin contar los baños. — dijo Daniel entusiasmado. — la entrada, la sala, oficina, biblioteca, salas de juegos y estar, cuatro dormitorios principales con sus respectivos baños y la cocina, sótano y ático. Y el resto son habitaciones para el personal de la casa.

— ¿Terminaste? — le reprendió Dante. — Deja que la vea. Ven entremos de una vez — dice tomándome de la mano con gentileza. Y yo me reí bajito ante la situación.

Ya solo con poner un pie dentro me sentí impactada. Era amplio y luminoso. Las paredes eran blancas y la decoración era hogareña y confortable. La señora mayor se presentó como doña Inés, pero Dante la llamaba cariñosamente Inesita. Me dio una cálida bienvenida. Llamó una muchacha que se presentó como Katy y me guía de manera amable hacia mi dormitorio. Subimos por las escaleras de madera oscura, donde la decoración comenzaba a cambiar y la pintura era reemplazada por papel tapiz de patrones delicados de color rojo y fondo blanco. Doblamos a la izquierda por un pequeño pasillo hasta llegar a un pequeño cruce.

La entropía de Heather [+18] (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora