Introducción

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Kai Havertz llegó al vestuario y lanzó todo con bronca, ¿cómo van a empatar así como así? Tenían todo en sus manos.

Mason Mount ve que su novio se va y lo sigue.

—¿Kai? —susurra.

Kai ni lo escucha, estaba tomándose la cabeza, mientras lanzaba el agua hacia cualquier parte. Mason se acerca, y Kai suspira, tapándose la cara.

—Kai —lo llama nuevamente Mount, acercándose. Kai lo mira—.  Calmate, por favor —susurra Mason.

—No puedo, Mason, estaba en nuestras manos el partido —dice Kai—. Me sacaron por la estúpida amarilla, y sabés bien que no me gusta no terminar los partidos.

Mason suspira. Iba a estar difícil calmarlo.

—Ya sé, amor, pero calmate —le dice.

—No puedo —susurra Kai tapándose la cara—. Pensé que te ibas a quedar a saludar a los demás —dice unos minutos después, mirando hacia un punto fijo.

Mason niega.

—Iba a hacerlo, pero vi que te ibas —dice.

—Gracias por estar siempre —susurra el alemán.

—Siempre, mi amor, siempre. Me necesites o no, estaré —dice Mason acariciando su mejilla.

—Te amo tanto —dice Havertz y cierra sus ojos.

—Y yo a vos —sonríe Mason, acariciándolo.

Kai se acerca lentamente. Mason sonríe levemente y se muerde el labio. Kai abre sus ojos al verlo así y se acerca quedando a centímetros de su boca. Mason se muerde el labio y también se acerca un poco, esperando a que su novio dé el último paso. Este sonríe pero no hace nada.

—Dale —susurra inaudible Mount.

—¿Dale que? —se ríe el alemán.

—Besame, Kai, dale.

Kai se ríe y lo besa, y Mason le corresponde enseguida.

Una vida a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora