Misivas de Altalune

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Nada hace a la tierra parecer tan amplia como tener amigos a la distancia

(Henry David Thoreau)

Desde aquel día den encuentro con Aireni, Carlin había adoptado na actitud más optimista, se descubrió con el saber de qué el mundo era amplio y que más allá de los límites de Blodwin había un sinfín de hadas diferentes, así como Aireni y sus preciosas Alas azules, la Reina con sus cuernos majestuosos, así como hadas con el don del fuego que podían utilizar su poder a libertad, sin ser ignoradas o bien tratadas con la hostilidad a la que Carlin hasta ese momento se había tenido que acostumbrar.

La vida en Blodwin no le molestaba, sin embargo, sus fronteras se habían abierto, mucho más allá del puerto o los límites del bosque donde vivía.

Aquella mañana Carlin se dispuso a tomar papel, una pluma y tinta para escribir por primera una vez una carta, no quería que su encuentro quedara como algo de una sola ocasión.

Bajo las escaleras de la casa hasta la pequeña estancia donde se encontraba su madre.

- Mamá, ¿crees qué podría hacer llegar una carta a la princesa de Altalune?

- ¿A la princesa? - sentencio intrigada

- Si... ¿Recuerdas el día del acuerdo de paz?

- Sí, claro ¿por qué la pregunta?

- Bueno... ese día te conté que había hecho una nueva amiga de Altalune... era la princesa, se llama Aireni y es muy linda- dijo Carlin muy emocionada.

- Carlin... tal vez... solo tal vez... esa chica te dijo que era la princesa porque no conoces Altalune ¿no crees? - mencionó con un tono un tanto condescendiente.

- Mamá, yo sé que fue la princesa, incluso vi a la reina, tenía unos cuernos preciosos e imponentes, ¿podemos... siquiera intentar mandar la carta? - rogo Carlin, con unos ojos llenos de esperanza.

Ante la descripción tan característica de la Reina la madre de Carlin dudo un poco sobre su propio cuestionamiento hacia las declaraciones de su hija. No estaba completamente segura de la información... pero al ver la cara de súplica de Carlin y que mostraba un entusiasmo que no había llegado a mostrar desde hacía meses, no pudo evitar sentir deseo de ayudar a su pequeña hija.

Se levantó del pequeño sillón en el que estaba sentada cómodamente, para ir a buscar el papel, pluma y tinta, para que Carlin pudiera escribir aquella carta que tanto anhelaba.

- Está bien Carlin, escribiremos y enviaremos la carta, pero, prométeme que no te vas a decepcionar si no hay respuesta o si la carta es regresada a casa- le dijo con suavidad y consideración.

- Sé bien que llegará, Aireni es la princesa, pero si te lo prometo mamá, no estaré triste, después de todo, la princesa puede que tenga muchas cosas que hacer - dijo con optimismo.

- ¿Qué cosas crees que tenga que hacer? - pregunto curiosa

- Pues... am... ¡Cosas de princesas! Probarse coronas, leer muchos libros, saludar a la gente, sentarse en su trono, si... ¡Cosas de princesa! - contesto Carlin sin un deje de duda una vez que comenzó a hablar.

- Ya veo... si, tienes razón, puede que esté haciendo muchas "cosas de princesas"- dijo divertidamente.

Ese mismo día casi al anochecer Carlin le entrego a su madre un pequeño sobre decorado con pequeños pétalos de girasol que dentro contenía la carta para Aireni con toda la esperanza rumbo a Altalune.

CarlinWhere stories live. Discover now