Ciby es una chica de 14 años, que está descubriendo nuevos sentimientos y nuevos intereses. A su vida llega Nil un chico divertido, extrovertido, que viene a cambiar su mundo.
Juntos explorarán la montaña rusa de la vida, el significado del amor y t...
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Pasé la noche más terrible desde que tengo uso de razón. Aunque tenía mucho sueño no lograba dormir más de 20 minutos seguidos, me despertaba a verificar si ya había amanecido y me volvía a dormir. Estaba tan ansiosa.
Como a las 4 de la mañana pude dormir profundamente y me despertó la alarma a las 9, mis ojos se sentían pesados. En el espejo del baño pude ver la piel de mi rostro algo pálida y más seca de lo normal.
Puse todo mi empeño para arreglarme, quería verme lo mas linda posible, baje a desayunar, mi padre no se veía complacido con dejarme salir pero no comentó nada al respecto y mi madre estaba más preocupada por el hecho de que yo tendría que tomar el autobús sola, aun asi ya me había dado permiso por lo que sé no se retractaría; faltando 5 minutos para las 10 de la mañana salí de mi casa. La parada del autobús estaba cerca.
A las 10:30 llegué a la entrada del centro comercial y allí estaba él, esperándome, media hora antes.
Nil aun no me había visto por eso me tomé un par de minutos para verlo detalladamente, usaba una camisa negra, pantalón gris y zapatos grises. Su ropa era tan sencilla pero le quedaba tan bien. Su cabello formaba rizos sueltos más peinados de lo normal.
—Hola —dije cuando ya estaba a escasos metros.
—Hola —respondió el saludo —Te ves muy bien —me elogio, supongo que por cortesía.
—Gracias, también te ves muy bien —dije y el chico sonrió amablemente como solía hacerlo siempre que hablábamos —¿Me equivoque con la hora acordada? pensé que habíamos quedado a las 11 —tal vez lo había entendido mal.
—Sí, habíamos quedado a las 11, pero quise llegar temprano. Llegué hace 5 minutos —me replica el chico.
—También quería llegar temprano —dije un poco avergonzada.
—Entremos —sugirió Nil.
—Recién están abriendo las tiendas —dije algo obvio ambos habíamos llegado muy temprano.
—El local al que vamos ya debe estar abierto y si no lo está podemos recorrer un rato el centro comercial —
—Vamos —Respondí empezando a caminar sin prisa.
Nil me guió hasta el 4º piso del gigantesco centro comercial, el lugar que quería mostrarme era un Book Cafe, un lugar cálido, con estanterías de libros por todos lados, las mesas tenían suficiente separación unas de otras y en lugar de sillas habían lindos sillones azules que invitaban a sentarse en ellos. El olor a café y caramelo inundaba el lugar.
Entramos y fuimos directo hasta la mesa más alejada de la entrada, una pequeña mesa redonda con un pequeño macetero al centro. No había muchos clientes después de todo el lugar acababa de abrir.
Una señorita nos trajo la carta, Nil y yo comentamos que podíamos pedir y al final decidimos pedir dos Millshake y unas galletas saladas.
—Es muy lindo el lugar —comente.
—¡Si verdad! — dijo el chico emocionado —Vengo cada vez que puedo, tienen muchos libros que me gustan en ingles y en español —
—¿Lees en inglés? —Pregunté interesada por saber cosas que no sabía de él.
—Algunos de mis libros favoritos fueron escritos en inglés y al leerlos en su idioma original se aprecia mejor la historia. Vine por primera vez a este lugar con el club de literatura—cuenta muy animado.
—¿El club de literatura? pensé que te habías unido al club de fútbol —dije algo confundida.
—Sí jajaja, no me pude decidir y me uní a los dos —
—Yo estoy en un solo club y no me queda nada de tiempo libre, no me imagino estando en dos al mismo tiempo —dije sincera.
—Es que estas con la dictadora —dice como si eso explicara algo.
—¿Qué? —pregunto confundida.
—No lo sabes —me dice Nil como buscando una respuesta en mi rostro —A la directora del club de teatro de nuestra escuela la llaman la dictadora, su club es el que hace mas horas de actividades al mes, aunque también es conocido por varias universidades y es bueno para los estudiantes ponerlo es sus hojas de solicitudes como referencia académica —me explica, pero es la primera vez que escucho eso.
—No lo sabía —dije.
Él iba a decir algo más pero la mesera llegó con nuestro pedido.
Me estaba dejando llevar por la conversación a tal punto que había olvidado porque estaba allí, este es el momento perfecto para cambiar de tema y confesarle mis sentimientos.
