Capitulo Nueve

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Las cosas continúan así durante las próximas semanas. Hyunjin y yo caemos en un patrón predecible. Por la mañana, nos separamos del otro y vamos a clases. Después de clases, voy al trabajo, luego al gimnasio y finalmente nos encontramos todas las noches en el apartamento. Por lo general, termino encima de él, viendo un programa de televisión mientras que esos dedos con los que estoy obsesionado se deslizan por mi espalda y mi cabello. Suele leer hasta que lo distraigo con algo más divertido. Y luego terminamos besándonos y frotándonos hasta que finalmente nos corremos en nuestras manos. Nunca me presiona por más, y yo no pido ir más allá.

Sigue sin quitarse por completo su ropa, solo se saca la polla de los pantalones cuando estamos jugando el uno con el otro, mientras que yo estoy en un estado casi constante de desnudez cuando estamos solos. No lo presiono para que me muestre más, aunque cuanto más tiempo paso con él, me siento cada vez más curioso.

¿Qué es lo que está escondiendo?

A pesar de esa pequeña peculiaridad, se está abriendo cada vez más. Cada día me dice algo que está pensando o algo que quiere que sepa sobre él. Por lo general, es lo primero en lugar de lo segundo. Aun así, saber que lo está intentando hace que mi corazón se contraiga profundamente. Se lo difícil que le resulta parecer vulnerable frente a otras personas.

Pero por alguna razón, conmigo está haciendo un esfuerzo. Yo lo valgo para él.

Ese pensamiento me lleva a través de las próximas semanas y me empuja a través de los momentos en los que me deja excluido. Cuando está callado y frío. Cuando está tocando su teléfono con enojo y luego se desaparece durante unas horas para refrescarse.

Odio esos momentos. Pero él siempre regresa, me atrae hacia él y pasa sus dedos sobre mí, presionando sus labios contra los míos. Me ayuda a olvidar, por un momento, lo poco que lo conozco.

—Tengo un debate este fin de semana —dice, dejando su Kindle en la silla y mirándome. Acabo de regresar a casa del gimnasio y necesito una ducha, pero me ha bombardeado con esta pequeña bomba—. Será fuera de la ciudad así que no estaré hasta el domingo.

Mi corazón se hunde. Me he acostumbrado a quedarme dormido a su lado, y odio el hecho de que no me esté invitando a ir con él. No es que seamos públicos, la verdad no. Todo lo que hacemos lo hacemos en privado, excepto esa vez en el acuario.

—No hay nada que hacer al respecto, Félix —dice, leyendo mi rostro mientras que tomo una cerveza de la nevera.

—Ya deja de leer mi expresión.

—Deja de hacerlo tan fácil, entonces.

Pongo los ojos en blanco, arranco la tapa de la cerveza y la atrapo antes de que tintinee en el suelo. La tiro a la basura y luego me siento en el sofá.

—¿Qué se supone que debo hacer todo el fin de semana si te vas?

Maldito seas, invítame a ir contigo.

—¿Visitar a tu familia? ¿Pasar tiempo con Minho?

Toma su Kindle y continúa leyendo, ignorándome, y yo entrecierro los ojos hacia él. Suele portarse más atento que esto.

—Algo está pasando, ¿Qué es? —Le pregunto, observándolo mientras me mira por encima de su Kindle.

—¿Por qué lo dices?

—Estás actuando todo sombrío. 

Él bufa. —Yo no actúo todo sombrío.

—Sí, hombre, sí lo haces. Lo estás haciendo ahora mismo, ¿Qué es lo que no me estás diciendo?

Hyunjin ⋆ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora