Capítulo VII

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Tengo un hombre incrédulo frente a mí, si ambos teníamos sospechas las hemos confirmado ya, él al igual que yo, es un reencarnado. Sin embargo, su vida debió ser sencilla hasta ahora, como para ignorar quién es.

–El villano, en efecto, eso dije. Claro, usted no parece obsesionado conmigo, lo digo por cómo mira a Maxine –El chico se sonroja, es un libro abierto–; quizá al cambiar ese tipo de comportamiento pueda evitar un final desastroso.

–Es una solución muy rápida. Además, ¿me pidió acompañarla en su viaje sabiendo que quien la espera podría matarme? –Suena ofendido.

–Le pedí eso con la absoluta certeza de lograr mantenerlo a salvo, mi intención nunca fue afectarlo. Solo quiero hacerle ver a esa bola de pelos que no se saldrá con la suya.

–Usted parece odiar al hombre, cuando en la historia es su enamorado. Tal vez deba analizar mejor las cosas. Es la protagonista de este cuento, todo debe salirle bien.

–Chico, leímos libros diferentes. Nada bueno va a pasarme, estaré encerrada con un extraño, quien además de tener una apariencia horrible, buscará manipularme a través de mis propios sueños, insistirá días en dormir a mi lado y apenas me dará algo de libertad hasta conseguirme como esposa. Sin mencionar su edad, la cual duplica la mía.

–En realidad, vi una película. –Su respuesta consigue irritarme.

–¡Le parece un chiste!, ¡solo un tonto vería amor donde claramente se desarrolló un síndrome de Estocolmo! Antes de ser la protagonista preferiría convertirme en una villana.

–Con tal carácter tampoco está muy alejada para ese título. Entonces ¿ahora qué? Yo podría volver por donde vine evitándome problemas. Usted, en cambio, ha decidido ir hacia la persona que más detesta.

–Antes pensaba acudir al corazón de un caballero, ahora deberé adivinar cuál es su precio para seguirme. Porque definitivamente a ese castillo no llego sola. Fue soldado, supongo que dinero tendrá; tampoco quiero amenazar a familiares u otros seres queridos, así que, le ofreceré una aventura. Si viene de una época parecida a la mía lo más interesante que hizo fue estudiar. –Él lo medita, se nota indeciso ante mi propuesta.

–Planeaba embarcarme en un viaje por el mar, su familia es propietaria de los mejores navíos, así que mi precio será unos de esos barcos que tantos elogios reciben, con tripulación por su puesto; además, mantenga su propuesta anterior de dejarme ver a su querida hermana. –Hay mucho descaro en sus exigencias.

–¿Desea también la corona del rey y una espada forjada por el mejor herrero? –Digo con sarcasmo, Gérard ríe.

–La señorita es quien me ha solicitado como acompañante, lo creo un precio bastante justo tomando en cuenta que peligra mi vida. –Considero sus exigencias un momento, es verdad, notando cuan enredado se está poniendo este cuento, sería complicado saber su destino.

–De acuerdo, hablaré con mi padre sobre sus peticiones en cuanto a transporte, así como de Maxine. Partimos a medianoche, procure mantener una distancia prudente, pero sin perder de vista al caballo en el que iré.

–Así lo haré. –Hace una reverencia de despedida. –Para que lo sepa, la habría seguido únicamente por la aventura.

Gérard se va dejándome en blanco, me ha sacado todo lo que pudo aun cuando ni si quiera le importaba su propia vida ¡está loco! Deberé de hacer uso de él, de acuerdo con el precio que costó.

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Shayla volvió a casa al lado de sus hermanos, todos estaban listos para dar el paseo prometido. Maxine les contó sobre de la linda tarde que pasaron juntas, su hermana solía intimidarlos a todos con su presencia, aunque convivir con ella parecía ser un momento ameno. La curiosidad de los once hermanos mayores se elevó hasta los cielos.

Salieron pues, todos en sus carruajes familiares, ocupaban tres debido a la gran familia que formaban, el paseo consistió en andar por todo el centro de la ciudad comiendo, comprando ropa y al final, obtuvieron una hermosa pintura donde todos aparecían. Como su última actividad les llevó horas, cuando volvieron a casa un caballo ya estaba esperando.

Era media noche, momento acordado para que Bella abandonara su hogar corriendo a los brazos de la Bestia. Se forzó a sí misma poniendo un pie delante del otro, tomó el equipaje, se despidió de los suyos encargándoles el cuidado de la casa y de su padre; subió al lomo de aquel corcel apenas con sus fuerzas sobrantes, dio una última mirada atrás, sintiendo al corcel avanzar con prisa.

Junto a ella estaba su padre como le había prometido; también dejando metros detrás, los seguía el caballero que ahora le serviría como su protector, atento a las reacciones de su nueva contratista.

Conforme se acercaban la oscuridad fue disipándose, dando paso a una luz tenue y cálida que por momentos parecía alumbrar con más fuerzas; de la nada se vieron fuegos artificiales, estos duraron lo suficiente para permitirles llegar hasta un sitio adornado con dos filas de naranjos. Luego las luces en el cielo fueron reemplazadas por el fuego de antorchas puestas en manos de unas estatuas. Shayla supo que estaban a nada de llegar cuando distintos instrumentos iniciaron una melodía de bienvenida.

–Celebra la llegada de su prisionera. Como pensó la Bella original, una bienvenida mucho más brillante que la fiesta del rey más grande. –Pensaba la chica mientras su caballo se detenía justo en la entrada al palacio.

Padre e hija pusieron los pies en el suelo con intención de entrar, Shayla hizo señas a Gérard para permanecer escondido hasta que ella le diera otra instrucción. El anciano condujo a la joven dama a cierto salón donde encontraron una mesa servida con esplendor. Tomaron asiento degustando la comida ofrecida por su llegada.

–Se tomó tiempo en preparaciones para cortejar a una completa desconocida. Lástima que ella pensara en todo ese circo como el gran festejo o anuncio de su muerte. –Las opiniones pasaban por su mente, atenta al aspecto del palacio, la historia lo decía, se notaba alegría y magnificencia por cualquier parte.

Justo a tiempo, el monstruo se dejó oír, las grandes pisadas anunciaban su llegada, el padre la tomó de la mano en señal de apoyo, ella lo miró mostrando completa seguridad, asintió dándole a atender que debía saludar sola a su anfitrión. Fue acercándose a él con confianza, le reverenció saludando con respeto.

–Buenas noches, buen hombre –se dirigió al anciano–. Buenas noches, Bella. –Ella sabía sobre el temor de su padre, el cual le impediría hablar. Decidió actuar su papel hasta el siguiente día, cuando aquel viejo abandonara el palacio.

–Buenas noches, Bestia. –Poco discreta, acentuó el nombre con desprecio.

–¿Has venido aquí voluntariamente y dejarás ir a tu padre sin seguirlo? –Su tono altivo producía un enojo indescriptible en los adentros de la chica.

–Esas son mis intenciones.

–¿Qué imaginas que ocurrirá contigo cuando él se vaya? –Shayla apretó sus puños buscando mantener el control, conocía la respuesta que debía dar, pero detestaba deber usarla.

–Lo que te plazca.

–Siendo así, tomando en cuenta que voluntariamente viniste aquí, permanecerás conmigo. En cuanto a usted buen hombre, se irá al amanecer. 

Me convertiré en la villana de esta historiaOnde histórias criam vida. Descubra agora