Capítulo III

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¡Rayos! Todos esos años evitando la quiebra de mi familia ¿para qué? Es muy pronto para esta situación.

–¡Entras a mi hogar, te doy atenciones dignas de un invitado, y no conforme con ello, decides tomar las preciadas flores del jardín! –Una voz gruesa y profunda retumba en mis oídos.

–Con todos los lujos que me ofreció, imaginé que le sería indiferente si tomaba unas rosas. –La cobarde respuesta del viejo acrecentó la furia de su anfitrión.

–¡Cállate! ¡lejos de agradecer te observo robándome! –Traté de mantener la cabeza abajo sin involucrarme, pero este tipo actúa como un patán.

-¿Podría por favor dejar de insultar a nuestro padre? –Alzo la vista viéndolo directamente a los ojos, con esta oscuridad rodeándonos es difícil distinguir la apariencia del otro correctamente.

–Ningún insulto, digo la verdad vista a través de mis ojos. –Casi logro escucharlo gruñir.

–Una verdad a medias, mi padre ha recogido esas rosas como un obsequio para mí, fui quien le pidió tal regalo al volver de su viaje.

Debí mentir por el bien de todos, el anciano no será juzgado como un ladronzuelo cualquiera, mis hermanas no serán involucradas en esto, y mis hermanos, los cuales ya estaban listos para iniciar una pelea, saldrán vivos de este lugar.

–La señorita ¿se señala como la culpable de este incidente? –Parece estar sorprendido.

–Así es, soy la causa del problema, como tal ofreceré una solución. Deje ir a mi familia, a cambio me quedaré con usted el tiempo que deseé.

Por lo visto esta historia debe seguir su curso, en cuanto sea recluida en el castillo, todos podrán volver a casa; al menos tengo el consuelo de seguir perteneciendo a una familia rica. El problema con este grandulón iba a ser mío al final.

–¡Ninguna hermana nuestra se va con cualquier extraño! –Soy colocada a las espaldas de mis hermanos, mis hermanas por su lado me abrazan en señal de protección.

–¿Quieren morir insensatos? –Grito viéndolos sacar sus espadas.

–Eres valiosa para nosotros, si hay que dar la vida por protegerte, que así sea. –Estos chicos, debí mantenerme lejos de ellos, aun así, han puesto una gran sonrisa en mi rostro.

–Fue la señorita quien ofreció tal trato, en un principio pensaba proponerle a su padre hacerme compañía. La situación ahora es la siguiente: los dejaré ir, tienen una semana para despedirse. Ella volverá conmigo para entonces, o iré hasta donde se encuentran, ni piensen por un momento que seré amable si deciden incumplir la palabra empeñada por su hermana. –Para ser una amenaza está hecha con propiedad.

Soy montada a la fuerza en el caballo, todos comienzan a avanzar observando que cabalgue también, volteo un momento observando aquella imponente sombra, en verdad luce solitario.

–Volveré. –Las palabras salen de mi boca antes de notarlo.

Llegando a casa soy regañada por todos, papá sigue sin creer lo que dije, mis hermanos siguen sin aceptar el que deba irme, en cuanto a mis hermanas, contrario a la alegría que expresaban en la historia por deshacerse de la insoportable Bella, no han dejado de llorar en todo el camino.

–Les pido me disculpen por el anterior arrebato. Lo hecho, hecho está, di mi palabra y como bien saben, no puedo faltar a ella. Ahora si me permiten, necesito descansar así que me retiro. Padre, buenas noches. –Hago una reverencia en señal de respeto para el viejo, luego subo hasta mi habitación a encerrarme.

Acostada en la cama pienso en lo sucedido, es real; las rosas, la Bestia, este lugar, todo es un cuento. Ni si quiera logré escaparme de ese solitario destino, aun intentándolo con todo lo que recordaba, solo conseguí acelerar las cosas. Todavía, sentí pena por él por un segundo. Esto es frustrante.

Ya fui la chica moderna que estudia para tener una carrera, fui la niña linda y sumisa que todos querían, así como la chica rebelde de la cual no se pueden deshacer porque todo funciona gracias a ella. Pero al parecer, ninguna me ha funcionado; debí resignarme a dejar atrás mi primera vida, después acostumbrarme a el molesto hostigamiento de mis hermanas y, finalmente, cuando creía que todo tomaba un mejor rumbo, por segunda vez debo perder a mí familia así como todo lo que conozco.

¿Por qué? ¿Hice algo mal? Padre, solo quería obsequiarme un ramo de rosas, es un motivo tan estúpido para perder los cabales. Todavía la autora pone a ese pedazo de soquete como nuestro salvador. ¡Pues no! Esta vez no estamos en la ruina, ni viviendo en una pequeña casa de campo alejados de todos, somos de las familias más ricas del lugar.

El único aquí que necesita la ayuda de la tonta compasiva que se ofreció como sacrificio a cambio de la vida de su padre, es esa maldita Bestia. ¿Quiere volver a ser hombre? ¿Piensa doblegarme hasta conseguir mi amor y su humanidad? Pues lo siento, porque no soy la verdadera Bella; soy la loca de Shayla.

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Así, Shayla dedicaba el tiempo planeando cómo se presentaría frente a su futuro captor, mientras los días corrían terriblemente rápido. La mañana antes de su partida alguien tocó a la puerta.

Al abrir se encontró frente a un hombre, más alto que ella, probablemente cerca del 1.90, de cabello largo negro, atado en una coleta. Espalda ancha sobre la que llevaba un rifle, musculoso, con botas grandes y ropas elegantes; Shayla no entendía la razón de aquella visita, jamás lo había visto antes, además, sorpresivamente para ella, era el primer ser humano a quien era capaz de verle el rostro. Los ojos, grandes de color café, la boca de labios gruesos sonriendo, la nariz respingada y las cejas gruesas.

Shayla sentía que lo conocía, entonces se dio cuenta, un hombre, que puede reconocer a detalle, casi tan perfecto como cualquier chica del lugar desearía y, quien probablemente había ido con intenciones de declararse. Una variante, no es un personaje de la historia original, más bien de las películas, las que necesitaban un villano, era el incansable pretendiente de Bella.

Me convertiré en la villana de esta historiaWhere stories live. Discover now