27.-

591 75 14
                                    

Deslizó la palma de sus manos varias veces por la tela negra que formaba su vestido. Aquel gesto nervioso dejaba entrever el revuelto de sentimientos que llevaba en su interior.

Había echado a Silva de la habitación para poder arreglarse con tranquilidad, pero también para pensar con calma.

Observó su figura en el espejo y sus ojos descendieron una vez más hacia su vientre. Tal vez había malinterpretado el sueño y allí dentro no hubiera nada.

O tal vez si.

La idea de tener un hijo le producía vértigo. Apenas estaba aprendiendo a cuidar de si misma, ¿cómo iba a cuidar de otra persona?

Sintió que se le revolvía el estómago y se obligó a sentarse en la tapa del retrete. Una serie de arcadas la invadieron y se mantuvo sentada hasta que todo aquel malestar cesó por completo.

- Creo que te estás empezando a sugestionar - se dijo a sí misma.

Finalmente se levantó para mirarse una última vez al espejo. Aquella idea había cruzado por su mente, pero no estaba confirmada, así que lo ignoraría hasta poder saber si realmente estaba o no embarazada.

Segundos después de aquel último pensamiento abandonó la habitación para dirigirse a la entrada principal de Alfea, donde Rosalind le había indicado que debería estar para recibir a todos los invitados.

No le sorprendió ver a Stella esperando con cierto nerviosismo en la puerta. Le dirigió una breve sonrisa antes de situarse a su lado.

- Te queda bien ese vestido - la escuchó comentar.

- Gracias, Stella.

Ninguna de las dos dijo nada, pero Morgana podía sentir la mirada insistente del hada sobre ella.

- ¿Ocurre algo? - terminó preguntando al ver que esta no parecía tener intención de hablar.

- No, nada. Es que... - parecía dudar en si responder o no - Te sientes diferente.

- Es lo que pasa cuando una se arregla - comentó, tratando de quitarle importancia.

- Supongo que será eso, si.

No tuvieron tiempo de decir nada más, pues los coches con los invitados fueron llegando. Stella fue la encargada de recibir a su tío, con quien no tardó en desaparecer. Su puesto fue ocupado por una sonriente Rosalind.

- Me alegra saber que eres puntual. Tenemos que mostrar una buena imagen ante los antiguos alumnos.

- Tienes - le corrigió - Es a ti a quien le interesa ganarse su cariño y afecto.

- ¿A quien no le gusta sentirse querida? - replicó la directora, esbozando una sonrisa - Los necesitamos de nuestro lado para cuando lo peor se acerque.

- Prefiero evitar que se acerque.

- No hay nada que evitar - la miró brevemente con seriedad antes de volver a cubrir su rostro con aquella máscara de falsa felicidad - Estallará una guerra, Morgana. En la que saldremos mal paradas. Nos conviene mantenernos unidas.

La castaña no dijo nada. Tampoco hacia falta. Había aprendido a leer las palabras de Rosalind, y sabía que lo que decía era cierto. Se avecinaba una guerra.

El problema era que no sabía exactamente cuál era el enemigo.

Tras una larga media hora recibiendo a todos aquellos que estarían presentes en la cena, terminó dirigiéndose al salón donde esta se celebraría.

No le sorprendió ver a Bloom y a Sky en uno de los lados centrales de la mesa, igual que tampoco le sorprendió ver a Stella al lado de su tío, justo en el lugar contrario.

Morgana [Saul Silva]Where stories live. Discover now