4.3

51 4 3
                                    

"¡Dazaaaaaai, no me ignores!"

"..."

"¡Dazai!"

Ahí estaban los pequeños, parecía que se habían peleado. Nuevamente. Mori suspiró pesadamente, a veces esos niños le hacían sentir ganas de renunciar a su trabajo. Afortunadamente ya eran los últimos en la guardería, sus padres siempre llegaban tarde debido a sus trabajos. Sólo debía aguantar un poco más con aquellos demonios.

El pelinegro les dirigió una mirada cansada, aunque lo que observó le hizo sonreír levemente.

Chuuya se encontraba abrazando al castaño por la espalda, casi estaba encima suyo, mientras el otro aunque trataba de mantener una expresión impasible, una sonrisa se asomaba en sus labios.

Los dejaría reconciliarse por sí mismos, mas los vigilaría para que no corriera sangre.

"Dazaaaaai, ¿por qué estás enojado?" Preguntó un pelirrojo con ojos de cachorro triste sin soltarle. "Ya no me ignores."

De los labios del contrario salió un bufido cual gato enfadado y giró un poco el rostro para ver a su compañero.

"Abrazaste a Tachihara." Contestó sin más volviendo a fijar su mirada al frente y tratando de deshacerse del otro, sin mucho éxito.

"¿En serio te molestaste por eso?" Ahora Nakahara sonreía a la vez que le soltaba para ponerse delante del niño de vendajes. "Pero Tachi-chan también es mi amigo, moh."

La expresión en el niño más alto fue digna de una foto, ya que podía notarse la rabia que le embargaba el simple hecho de que el ojiazul llamara de forma tan cariñosa al otro infante.

Eso fue suficiente para que Osamu explotara.

"¡Me molesta que estés con él, no sé porqué, pero me molesta mucho! Quiero que... Juegues conmigo y no con él."

Silencio.

Chuuya no sabía cómo tomar esas palabras, pues él no quería que Dazai sufriera por verle con alguien más. A pesar de que siempre estaban peleando tenía un enorme cariño por él.

Ougai estaba a punto de acercarse para calmar la situación entre ambos, sin embargo, se detuvo a medio camino dejando caer de sus manos los juguetes que traía.

Le había sorprendido la escena que sucedió en cuestión de segundos.

El de cabellos naranjas se había acercado a su compañero para tomarle del mentón y darle un ósculo en los labios, fue torpe, pero lleno de dulzura e inocencia. Apenas fue un roce que llevaba consigo bastantes sentimientos que ninguno comprendía.

"Tachi-chan es mi amigo y lo quiero mucho..." Dijo en voz baja el mayor de ambos al separarse y tomó las manos de un castaño que se encontraba ruborizado hasta las orejas. "Pero te quiero más a ti porque eres mi mejor amigo."

"C-Chuuya... ¡Yo también te quiero!" A pesar de la vergüenza que sentía, el de mirada café se lanzó a abrazar con fuerza la anatomía ajena a la par que sonreía. "Pero ¿por qué hiciste eso?"

"Porque mis papás lo hacen cada vez que se pelean." Fue la simple respuesta del pelirrojo que poco a poco adoptaba un tono carmín en sus pómulos, acto seguido soltó una risa nerviosa correspondiendo el abrazo. "Perdón si te molestó."

"Uh, no me molestó para nada." Canturreó alegre y le plantó un sonoro beso en la mejilla.

Los dos se querían mucho, sin importar cuántas maldades se hicieran entre sí, sabían que podían contar el uno con el otro para siempre.

Olvidando la disputa anterior, los nenes se dedicaron a jugar con coches y muñecos mientras esperaban a que sus padres llegaran por ellos.

El encargado de la guardería se llevó una mano a la nuca, sonriendo aliviado de que no se estuvieran matando y se puso a acomodar el desastre del lugar. Algo especial había nacido entre aquellos infantes y estaba feliz de haber sido el primero en presenciarlo, ya que de cierta forma le recordaban a Yukichi y él en versión miniatura.

Mundos {SOUKOKU}Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum