—¿El qué?

Ten lo abandona junto al humo y vapor que desprende la Kawasaki, y, exactamente como lo ha predicho, Johnny continúa tratando de procesar las palabras de su novio.

Levanta el soporte y trata de seguirlo sin romper alguna ley por exceso de velocidad, los últimos días ha escuchado demasiado sobre las multas a motociclistas por su irresponsabilidad al manejar con cuestiones básicas como lo es el no rebasar por lateral cuando el flujo es continuo. Por eso mismo, supervisa a lo lejos el camino de su novio, demasiado estricto con respecto a las normas viales, un semáforo le da la oportunidad de alcanzarlo, antes no hubiese podido hacerlo por la dificultad que implica cambiar de carril para un motociclista.

—¿Estás bien? —Pregunta por protocolo, Johnny entiende que es la primera vez que Ten maneja sin él abrazándolo. Primera vez con autos alrededor, por primera vez en la vida real desde hace mucho tiempo.

Ten no responde, parece seguir molesto, incluso después de haber dicho que no lo estaría.

Se le pasará pronto o no lo hará, a Johnny sinceramente le importa poco, es una cuestión de olvido, que es arrastrada hasta el fondo de su mente cuando llega al clandestino hogar de las carreras nocturnas y ve a Ten revisando el esmalte de sus uñas mientras espera a anotarse en cualquiera de las siguientes competencias que haya.

Se coloca cerca de la moto del otro y espera con paciencia que regrese a él.

—¿Debería apostar a favor de LisTen?

—No, hoy estoy aquí por mi cuenta.

Johnny lo toma por la cadera, está recargado contra la moto y lo acerca a él con cuidado.

—Eso es muy valiente de tu parte, bebé.

—O cobarde, —dice pasando ambos brazos por los hombros del mayor, es en cierta parte estresante para Johnny el no poder acariciar las mejillas de Ten a causa del casco, así que se mantiene con las manos sobre su cadera y ríe—no pueden saber quién soy, además, saben que LisTen es una chica, por más aguda que intente hacer la voz, no soy una chica. Hoy soy BT.

—¿Ben Ten? —se burla un poco y Ten alza la pantalla, quiere mostrar sus emociones: molesto, pero aguantando la risa.

Baby Ten.

—¿Sigues intentando seducirme hoy? —pasea ambos brazos por la espalda del menor y siente su cuerpo removerse otro poco para pegar sus pelvis con cuidado—Creí que sólo yo debería conocer ese apodo, eres mi bebé, no el de los demás.

Ten muestra su coquetería rodando los ojos y sonríe con satisfacción.

—¿Qué te parece una apuesta? Si yo gano, tienes que hacer todo lo que te pida por una noche.

—¿Y que pasa si no?

—Yo no gano nada—responde alzando los hombros con humor. —¿Por qué no compites? El que tenga menor tiempo, gana, si ganas puedes pedir lo que quieras.

—¿Puedes regalarme tu auto?

—¡Johnny!

—Entiendo, el auto no, lo pensaré—responde dándole un abrazo bastante forzado y costoso por el caso.

Minutos después, se le indica a los competidores de los 100 metros que se coloquen en la pista. Al mayor no le complace del todo encontrar que no han reparado las vallas de protección como con la que se estrelló en su última competencia, afortunadamente su novio lleva casco, a diferencia de él.

Ha pasado tanto tiempo desde esa vez, no hay ningún grupo de idiotas alborotadores que pongan reglas estúpidas que atentan contra la salud de los competidores y hay caras nuevas que parece que no habían tenido la oportunidad de resaltar por el reinado del terror. Incluso en donde no hay ley, alguien gobierna con mano dura.

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora