Capítulo 3

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Ruedo los ojos, como quisiera escupirle todo lo que pienso de ella, pero no puedo, cuando la veo, también veo a mi padre

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Ruedo los ojos, como quisiera escupirle todo lo que pienso de ella, pero no puedo, cuando la veo, también veo a mi padre. Recuerdos esos días en que, cada aniversario luctuoso de mamá, se sentaba toda la noche a beber, era doloroso porque sabía que se había negado a conocer a otras personas porque se sentía culpable de su muerte, de no poder ayudarla, de no poder estar ahí cuando paso. Sin Alika, mi padre seguiría sufriendo y no quiero que pase de nuevo.

—Solo que no la vuelva a sacar—le advierto, doy media vuelta y camino hasta la pequeña mesa del recibidor donde veo el terrario, el criadero de ratones y mi mochila, la cual supongo que con todo el escándalo, no pude recoger, pero el buen Nick, la trajo, supongo que quiso enmendarse por la mancha en el cuello de su uniforme. ¡Qué tonto!

Depositó a Nivy dentro de su hogar, cierro la puertecilla y dejo el palo que no sé de donde rayos saco Dion, tomo mis cosas y subo a la segunda planta para dirigirme a mi habitación. Antes de que ellos llegaran, esta casa me parecía demasiado grande para nosotros dos, pero ahora que lo pienso, es demasiada chica para cuatro personas, por suerte solo debo soportar un año más, solo uno y podré irme a la universidad.

Con agilidad, abro la puerta y luego entro encontrando mi habitación impecable, miro buscando algún indicio de que Alika o Dion hubiesen entrado a mi habitación, como odio que toquen mis cosas. Todo parece estar en su lugar, desde que se mudaron, debo levantarme temprano para asear el único lugar al que puedo decirle mío, donde puedo dejar de fingir, donde puedo ser yo misma.

Dejo a Nivy en mi escritorio y sus ratones debajo, no quiero verlos corriendo por toda la caja buscando una salida, temo que la encuentren.

Me dejó caer sobre la cama y suspiró, es lo único que puedo hacer aunque realmente lo que quisiera hacer es gritar y dejar salir la frustración. Giro un poco la cabeza y en mi rango de visión puedo observar la puerta de mi closet, mis mejillas se encienden al recordar el secreto que guardo ahí.

«Me preguntó cómo se encuentra» pienso, tomó la almohada más cercana, mi cojín favorito de una serie china que vi hace un año y la cual me hizo llorar como si a mí me hubiese ocurrido aquel amor trágico, aún sufro al recordarla y abrazar ese cojín de algún modo me reconforta.

Dejo escapar un suspiro, mi cabeza comienza a cavilar la situación, de haber visto el accidente tal vez hubiese salido de la oficina corriendo como si mi vida dependiera de ello y tal vez, solo tal vez, le habría confesado mis sentimientos, ante la desesperación, pero por algo suceden las cosas, fue una extraña coincidencia que el profesor Bruce me llevara lejos de aquella escena, la cual supongo fue bastante desconcertante para qué logrará asustar a todo el equipo.

«Necesito verlo» dice mi inconsciente y siendo sincera, tiene razón, pero ¿Cómo?

Me levanto de mi sitio y me siento sobre la orilla de la cama y por un instante miro hacia la nada esperando a que la respuesta llegue por sí sola. Generalmente, las mejores ideas que he tenido, han salido en momentos como este, donde siento ansiedad y mucha frustración.

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⏰ Last updated: Mar 21 ⏰

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