- Jennie... 

- ¿Qué demonios voy a hacer? He probado a salir con gente y nada ha funcionado... y Lisa jamás dejará de verme como su mejor amiga.

- Es que tú tampoco es que hayas hablado con ella sobre tus sentimientos. Jennie... Lisa es una adulta, es una chica que también tiene sentimientos, tiene deseos sexuales, y tiene interés amoroso... pero es autista, está aprendiendo a externalizar estas cosas.

- ¿Crees que si le digo lo que siento ella... ella podría tomarme como algo más?. - Jungkook sonrió.

- Yo solo sé que para Lisa eres alguien especial. Puede que no se haya dado cuenta de lo que siente por ti, o puede que se fije en otra persona. En cualquiera de los casos, debes aceptar lo que ella pueda darte, Nini. Pero tienes que hablarlo con ella.

Jennie bufó pero asintió sabiendo que su amigo tenía razón. Tarde o temprano ella tenía que confesarse con su amiga, porque no podía seguir guardándose sus sentimientos para ella. Porque... ¿y si Lisa sentía lo mismo? pero también estaba el ¿y si no? que la torturaba... no quería que eso acabara con su amistad, porque la quería mucho, pero no estaba segura de cómo su corazón iba a reaccionar.

El fuerte aporreo de la puerta hizo sonreír a ambos amigos que rápidamente se despidieron. Jennie guardó su teléfono en el bolsillo trasero de sus vaqueros y abrió la puerta con una sonrisa encontrándose a una Lisa al borde del colapso.

Sin preguntar entró en su departamento, paseándose de un lado a otro chasqueando los dedos sin parar. Se detenía para balancearse un poco, como si estuviera pensando en algo y después otra vez deambulaba con esos chasquidos incesantes.

Jennie corrió rápidamente hacia ella y tomó su rostro entre sus manos. - Lisa... - trató mientras la castaña se balanceaba sin mirarla directamente a los ojos. Esto no era bueno. - Lisa... por favor... todo está bien, estás a salvo, estás conmigo - le murmuró dejando leves caricias en su rostro.

Murmuró palabras de afecto a la vez que dejaba pequeñas y suaves caricias en su rostro, hasta que consiguió calmarla un poco, y esos ojos grises conectaron con los suyos. - Eso es... aquí estoy, ¿me ves? - Lisa asintió entonces. Maldita sea... era tan adorable y Jennie se moría de ganas por confesarse, por atrapar esos hermosos labios con los suyos y poder probar por fin si sabían como se lo había imaginado.

- Nini... - susurró y Jennie quiso morirse en ese momento pero se frenó y simplemente se mordió el labio inferir. Pudo notar cómo Lisa ladeaba la cabeza, ella estaba analizando sus gestos, buscando catalogarla en su diccionario de emociones.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó tratando de desviar su atención.

- ¿Puedo... pedirte algo? - preguntó. Jennie asintió totalmente confundida. - ¿Puedes... puedes darme un beso? Aquí - señaló su mejilla. Jennie se congeló... ¿qué demonios estaba pasando? ¿por qué estaba pidiéndole algo así? Lisa nunca había dejado que ella la besara ahí, solo le permitía besos en la cabeza y de vez en cuando le permitía dejar caricias sobre su mejilla, su mano o su cabello. ¿Podría ser que Lisa se estuviera dando cuenta de que sentía algo por ella?. 

El solo pensamiento de que algo así pudiera estar pasando, aceleró el corazón de Jennie que sin dudarlo asintió, acercando sus labios a la mejilla de Lisa, exactamente en el punto donde ella había señalado, asegurándose de que sus labios rozaran lo suficiente su piel, asegurándose de quedarse con esa sensación y asegurándose de transmitir algo más que un simple beso. No supo  por qué... pero cerró los ojos mientras dejaba ese pequeño contacto en su mejilla, de alguna manera era lo más cercano a besar a Lisa y se sentía cálido y tan bien...

Se separó de ella observando a Lisa parpadear varias veces, claro indicativo de que estaba valorando la situación y por dentro Jennie quería gritar de emoción. No preguntó, se limitó a esperar y pudo ver cómo poco a poco esa media sonrisa se dibujó en el rostro de la castaña, lo que envió olas de felicidad que se extendieron por el pecho de Jennie.

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