Otra cosa que recuerdo de aquellos días mientras me debatía entre vida y muerte fue su voz susurrando bajito aquella canción. Suave, dulce, con un ritmo alegre y tranquilo.
Un día, mientras revisaba mis heridas y creía que yo dormía, comenzó con aquel susurro una vez mas, yo abrí los ojos justo de inmediato, nos miramos y ella se callo al instante
—¿Qué sucede? - pregunto
—¿Por qué dejaste de cantar? - pregunte en un hijo de voz, conteniendo el dolor.
—Pensé que te molestaría
—No me molesta - dije casi al instante - ¿Qué clase de canción es esa?
—Es una canción de cuna, ayuda a dormí.
—Es relajante
—¿quieres que vuelva a cantar? - pregunto con una sonrisa
—solo si tu quieres
Ella sonrió, agacho la cabeza y después me miro.
—si, si quiero
Y tan bajito como la primera vez, ella continuo con su arrullo. Yo volvía a cerrar los ojos y deje que aquella tonada me arrullara.
YOU ARE READING
El castigo de los amantes alados
FantasyPorque para convertirse en demonio primero hay que vivir el infierno en carne propia. Ángeles como tu no pueden ir al infierno conmigo. quizás yo no pueda bajar al infierno, pero tú tienes alas así que toma mi mano y vayamos juntos al cielo. Los re...
