Capítulo 22

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-Es una pena que haya pasado eso, mucha gente vivía allí. -Eso fue lo primero que escuchó la pequeña.

Al abrir los ojos vio que estaba en una sala, dos personas estaban saliendo. Al mirar al rededor encontró a Sabo dormido en una cama.

-Sabo. -dijo contenta a la vez que se acercaba a él.

Cuando se acercó a él pudo ver a través de una ventana que ya era de día y estaba en medio del mar. Eso fue algo que la desanimó por completo. Ahora entendía todo.

Este era un barco que pertenecía al padre de Sabo i ahora mismo la estaban llevando de vuelta a Mary Goise.

Rápidamente agarró una hoja y un lápiz, la sala parecía una especie de estudio.

Sabo, lo siento mucho. Voy a irme del barco, no quiero volver a la vida de antes. Seguro entiendes el porqué. Me cuesta mucho dejarte, algún día nos veremos en el mar, entonces seremos grandes piratas. Asegúrate de cumplir tu sueño, yo iré a cumplir el mío y el de nuestros hermanos. Nos vemos, mi querido hermano.

X Lena

La pequeña dejó la nota al lado de Sabo, acariciando una última vez su rostro que ahora estaba medio cubierto por vendas.

Después se escabulló entre los pasillos del barco hasta que pudo salir al exterior. Como pudo saltó a un pequeño bote dejando el barco donde estaba su hermano.

-¿Seguro que no le dirás nada? Es muy pequeña, el mar se la comerá.

-Confío en que irá bien, tengo la sensación de que la volveremos a ver.

Así la pequeña se adentró sola en el malvado mar, sin saber lo que le deparaba el futuro.

Las tripas hambrientas de la pequeña junto al sonido de las olas del mar eran los único que se escuchaba. En el interior del bote se encontraba la niña sola, sin un gramo de comida o agua. Tumbada, con los labios secos y sin un objetivo, a la deriva.

Pasaron días y Lena ya había adelgazado, las ojeras bajo sus ojos eran profundas. De su boca no podía salir ni una palabra por lo seca que tenía la garganta. Tampoco tendría fuerzas para decir nada.

En sus pensamientos solo estaban sus hermanos, Sabo estaba con sus padres pero en su caso era mejor no estarlo. Ace y Luffy estaban en Gray Terminal, no sabía si habían conseguido salir de aquel infierno que creó la pequeña con sus propias manos. No dejaba de culparse por aquello. Sería algo que la perseguiría el resto de su vida.

•●•

-Lena, Makino-san te ha traído ropa. -Dijo el pecoso.

-¿De verdad? 

-Sii, esta vez te ha traído ropa como la nuestra. -Dijo el rubio.

-Waaa que bien, con los vestidos no puedo entrenar bien.

•●•

-¿Como me queda chicos?

-Te queda genial Lena, ¡Ya no tendremos que compartir ropa! -Dijo el monito extendiendo los brazos.

-Pero si me coge más ropa a mí.

-Si tanto os molesta haberlo dicho antes. -Dijo la peliblanca para luego sacarles la lengua.

•●•

-¡Ya no quiero jugar a esto, hacéis trampas!

𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒐 (𝑨𝒄𝒆 𝒙 𝑶𝒄)Where stories live. Discover now