╭────────── ❦ ❂ ❦ ──────────╮ wen y az pelearían LA GRAN GUERRA por su amor 🎶⦁💫⦁🍁⦁🔪⦁🥂 ❴la media fae de cenizas y el cantor de sombras ❵
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
❝ ...always remember the burning embers, i vowed not to fight anymore if we survived the great war... ❞
╰────────── ❦ ❂ ❦ ──────────╯
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Ser considerada nada era muy parecido a no existir en absoluto y hacía décadas que WENDOLYN se sentía un espíritu dormido levitando su propio cuerpo. Un intento de venganza fallido la condujo a su propia ruina, transformándola en uno de los objetos de entretenimiento de la Alta Reina que tomó el poder de Prythian: Amarantha. Desde ese momento, su fuego se extinguió y el hielo la consumió, robándole su mortalidad para condenarla a una larga vida repleta de dolor.
Sin embargo, unos cuantos años más tarde una rosa creció en el prado de oscuridad que era Bajo la Montaña, floreciendo las esperanzas de la media fae encarcelada en una jaula de hielo y resentimiento. Pero al haber chances de ver el sol, una nueva prisión se cernió sobre su cuerpo que tal vez jamás sentiría el calor de su juventud de nuevo. Ahora todo era frío y ardor, y ni el más abrasador de los fuegos podía curarla de aquella pena.
Wendolyn estaba acostumbrada a ser encarcelada por culpa de características que la excedían. Por ser media fae, por ser la bastarda de uno de los hijos del Alto Lord de la Corte Otoño y por ser considerada una heroína de guerra; lo cual ciertamente le parecía demasiado inverosímil. Ella no era una heroína, no había luchado en ninguna guerra, solo había querido matar y sobrevivir y luego morir. Ninguno de esos tres deseos le fue concedido y tampoco lo sería el próximo que poseía: obtener su tan anhelada paz.
Porque los muertos le hablaban rogando clemencia, la noche la llamaba para que la reclamara como su hogar y las sombras que siempre había aludido la rodeaban como una armadura de brasas contra el hielo de la muerte que la acechaba. Al menos, si las sombras la querían significaba que no estaba sola después de todo y que alguien estaba dispuesto a luchar su gran guerra con ella.
