───ocho: ven a jugar

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Observó en silencio cómo ella se arreglaba el cabello con unos movimientos rápidos, su postura ligeramente relajada, su rostro enfocado en la cosa más inútil del mundo.

—¿Y cómo lo encontraste?—preguntó Tom, poniéndose de pie.

—¿Lo?—volvió su cabeza rápidamente hacia él, su ojos ligeramente se abrieron mientras su boca se convertía en una sonrisa descarada.—Me hiciste hacer tu trabajo sucio otra vez.

—Te compré tiempo.—le recordó.

—Está bien.—se encogió de hombros.—Fue fácil entrar en la mente de Francis Roe: su mente gritaba la información que necesitaba desde lejos.

—¿Cómo lo conseguiste?—preguntó, acercándose a ella, con las manos en los bolsillos del pantalón.

—Los hombres son idiotas, Tom. Tuve la tentación de mostrarle un poco de mi piel antes de que su mente me alertara con un lugar que seguramente conoces.—contestó con una suave sonrisa.—Pequeño Haglenton.

Si hubiera sido el Tom de hace años, ese nombre le habría causado dolor, dolor puro. Sin embargo, ahora, el recuerdo de la muerte de su padre, de las torturas, solo significaba para él la necesaria tranquilidad que él ya tenía. Nada podía asociarlo con ese muggle ahora ya muerto. Sin embargo, estaba claro que la Orden estaba tratando de averiguar todo sobre él para derrocarlo.

—Bueno, entonces deberíamos irnos.—se arregló el traje mientras caminaba hacia ella, sus ojos muy abiertos se encontraron con los de él, enviando ese calor necesario a través de su cuerpo.

Extendió su mano hacia ella y Evelyn exhaló suavemente, abrazando su abrigo con fuerza alrededor de su cuerpo antes de colocar su mano en la de él y con un fuerte sonido de remolino, ambos terminaron frente a una mansión que se estaba desmoronando lentamemte, rodeada de musgo y muebles rotos a su alrededor. Era un desastre que a nadie le importaba lo suficiente como para limpiarlo.

Tom notó de inmediato cuando la mano de Evelyn dejó la suya, abriendo un anhelo de toque inmediato. Ella caminó lentamente dentro de la polvorienta mansión que estaba cubierta en su mayoría con mantas blancas, las pinturas colgaban de manera desigual en la pared.

—¿Cuándo lo mataste?—ella preguntó, ya que, por supuesto, sabía sobre su pasado y por qué este lugar estaba relacionado con él. Se detuvo frente a una pintura de su padre que compartía exactamente el mismo cabello y ojos que él, pero su estructura facial era diferente.

—Cuando estaba en Hogwarts.—respondió con calma, metiendo la mano en el bolsillo del pantalón y caminando por este salón como si no hubiera matado a su padre y sus abuelos aquí. No vino aquí para sentirse culpable, si fuera por él, los volvería a asesinar. Haría cualquier cosa para no estar asociado con los muggles.

—Hm.—tarareó suavemente, se dio vuelta hacia él, sus tacones crearon fuertes ruidos que resonaron en la habitación. No tenía miedo de ser escuhada, quería que todos la escucharan.

—¿Me dirás por qué no asesinaste a Igor si estás en contra de ese matrimonio?—hizo la pregunta que estaba atascada en la parte posterior de su garganta desde que se enteró del esperado matrimonio de ella.

—Es influyente, no tanto como mi familia. Pero dado que en Rusia solo los magos de sangre pura hacen magia, cada miembro es importante. La ejecución se lleva a cabo cuando se rompen las reglas.—explicó en voz baja, su voz sonaba ligeramente enojada cuando hablaba de él. Debió haberle hecho algo directamente a ella y no solo se trataba de la propuesta de matrimonio.

—¿Lo asesinarías?—preguntó Tom.

—Si.—se encogió de hombros, caminando hacia el colchón blanco que estaba en el suelo.—Él es el tipo de hombre que querías en tus filas. Es brutal, increíblemente brutal.

antidote ━ tom riddle. ✓Where stories live. Discover now