32.

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-¡Detente!

Sesshomaru se acercó a una velocidad sobrenatural. Se posicionó detrás de ella y agarró sus manos que estaban llenas de tierra y las sacó de allí. Los ojos de Kagome eran aterradores, era una imagen difícil de digerir. La sangre corría por su cara de una manera sin igual y eso los alertó a todos.

La sacerdotisa lloraba dolorosamente y ese líquido rojo se deslizó por su cuello hasta colarse en el pecho y manchar su ropa. El demonio no sabía que hacer, era una situación muy delicada. Atrajo a la azabache a su cuerpo y la abrazó para intentar consolarla, pero su corazón se había destrozado.
El padre, InuYasha y sus amigos se acercaron a ellos curiosos y espantados por la situación tan horrible que ella estaba atravesando.

-Kagome, por favor reacciona -Murmuró cerca de su oído.

-¿Qué sucede? ¿Por qué sus ojos sangran? -La exterminadora estaba horrorizada y se atrevió a violar el espacio personal del hombre inmortal que abrazaba a su amiga-. ¡Tenemos que llevarla a la aldea!

-Señor Takemaru, será mejor que venga con nosotros. Le brindaremos una casa -Miroku se acercó a él, pero negó con su cabeza.

-¡¿A caso has perdido la cabeza?! -Sus ojos desorbitados y sus manos agarrando su propio cabello con fuerza, estaba muy afectado por lo que había visto-. ¡No iré a ningún lugar que esté esta.. mujer!

-Cuidado anciano, estás hablando de tu propia hija -InuYasha se acercó amenazante.

-¡No es mi hija! ¡No! ¡Está loca como su madre, seguro será cuestión de tiempo para que nos mate a todos!

Los presentes lo observaron con dolor. Estaban aliviados de que Kagome estuviera en un estado de shock para no escuchar lo que él decía. Al mismo tiempo, comprendieron que era mejor si él se alejaba. Era seguro que nunca iba a poder tratarla ni cuidarla como a una hija.

-Larguese de aquí.

-¡Sango! -Miroku la miró sorprendido.

-¿No escucha lo que está diciendo? Este hombre.. realmente cree que Kagome es peligrosa. Midoriko fue una buena mujer, simplemente que fue manipulada por demonios por que su alma estaba vulnerable. Si no es capaz de entenderlo ahora, nunca lo hará.

Takemaru se sintió humillado por las palabras de la joven mujer, su saliva se atravesó entonces decidió huir.
No estaba interesado en criar a una jovencita que podría matarlo y que se relacionaba con monstruos.
Desapareció en lo que quedaba del bosque.

Los llantos de la muchacha se detuvieron y había caído desmayada en los brazos de Sesshomaru. Su cuerpo simplemente se desvaneció. Era algo muy común en las sacerdotisas jovenes que usaban sus poderes muy seguido, pero en este caso a parte de haberse sobreesforzado también estaba sangrando.

El hombre peli-blanco se levantó con Kagome en brazos.

-¿A dónde la llevas? -InuYasha inquirió con desconfianza. Pero él no contesto, simplemente empezó a levitar.
El híbrido avanzó para detenerlo pero sus amigos lo tomaron de los brazos.

-Kagome.. ha sufrido mucho -Mencionó la castaña-. Incluso su relación con Sesshomaru se estropeó, quizás pueda recuperar su felicidad si logran hacer las pases.

-Sesshomaru es incapaz de amar -Se zafó de su agarre.

-Eso no lo sabemos. Tu padre era un demonio y logró amar a tu madre, que en paz descanse -Miroku lo soltó y después tomó asiento en un tronco que quedó por allí-. La señorita Kagome está muy enamorada de él, es probable que sólo necesiten algo de tiempo a solas.

Sango asintió dándole la razón, Kirara saltó de su hombro y se transformó para llevarlos de vuelta a la aldea. InuYasha decidió quedarse ahí solo por un rato.
Miró el lugar en donde Kagome esparció las cenizas de Kikyo y soltó un suspiro entristecido. El deseo de su prima no era tirar las cenizas de su protectora en la tierra, ella quería llevarla a descansar a un lugar hermoso y que pensaba que a Kikyo le gustara.

¿De donde viene nuestro odio? || Sesshomeحيث تعيش القصص. اكتشف الآن