Capítulo 3; Estás buena

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Siete horas y media después, estoy en el pabellón donde juego a balonmano los lunes, los martes y los viernes. Como hoy es viernes, entreno de siete y media a nueve, pero mi entrenador lo vale y solemos acabar hacia las nueve y media largas o así. Y encima en la pista de fuera, que hace un frío que pela porque aun no es tiempo de verano. Que sí, que estaremos a finales de marzo, pero aun refresca cuando llega la noche.

Respiro hondo y entro en el lavabo con la bolsa de la ropa colgada de un hombro.
Entro en uno de los cúbiculos (el más grande) y echo el pestillo.

Me desnudo quedando en ropa interior y me pongo unos pantalones de chándal negros que me llegan hasta la mitad del muslo, junto con una camiseta de manga corta azul y encima la sudadera naranja fluorescente del club, que tiene mi nombre detrás a la altura del culo.
Me pongo las bambas azules y naranjas. Meto el top y la falda en la mochila, junto con las medias y las botas. Después me cuelgo la mochila al hombro y me miro en el espejo. Me recojo el pelo rizado y me hago una coleta alta. El pelo me llega hasta los omoplatos cuando llevo coleta, una razón más por la que adoro mi pelo.

Salgo a las gradas y me siento al lado de una de mis compañeras, Mara, dejando la bolsa en el suelo.
Mara es jugadora pero hará como un mes o así que era portera; se cansó de serlo y bueno... ahora es jugadora, yo hice igual que ella, así que no la juzgo por cambiarse. Aunque yo no me cansé de ser portera, no creo que tuviese problema en volver a serlo, pero sí me harté de que me tirasen pelotazos que dolían como su puta madre.
Una vez casi me dio un chungo porque me tiraron con demasiada fuerza al estómago, me costó volver a respirar de lo fuerte que me dieron.

Empezamos a hablar sobre el instituto, ya que ella va al mismo que yo pero como hoy no la he visto, por lo que le pregunto:

- ¿Hoy no has venido?
- Sí que he ido, tú que estabas muy ocupada con el chico entre tus piernas- dice sonriendo y me mira con cara de pervertida.

Pongo los ojos en blanco y niego con la cabeza. Mira que llega a ser mal pensada.

- Sólo es mi mejor amigo- digo, encogiéndome de hombros.
- Ajá...- dice sonriendo, aun con esa cara de pervertida.
- Eres una puta mal pensada- digo, golpeándola suavemente en el hombro- es mi mejor amigo- repito.
- Mira quién me lo dijo- dice poniendo los ojos en blanco y yo me muerdo por un momento el interior de las mejillas, seguidamente le saco la lengua a modo de burla- mira, ahí viene tu amor- dice sonriendo y yo pongo los ojos en blanco.
Pero sonrío y salgo corriendo hacia Brian; hace tres horas que no lo veo.

Cuando llego junto a él, rodeo su cuello con mis brazos y lo abrazo sonriendo. Él no tarda en devolverme el abrazo.

- Vaya, tenías ganas de verme- dice y yo me río nerviosa, separándome lentamente de él.
- Sí, bueno...- murmuro, sonrojándome.

Al mirar tras él, veo a tres tíos que están bien buenos y me sonrojo otra vez al darme cuenta de que me han visto hacer mi arrebato de alegría. Conozco a dos de ellos: Blake, que es uno de los amigos de Brian y Christian (o sea mi bombón Nestlé). Abro mucho los ojos, levantando una ceja.

- ¿Juegas con él?- le pregunto a Brian y él asiente.
- Sí, ¿por qué?- pregunta y niego con la cabeza.
- Nos vimos esta mañana- dice Christian entonces y me muerdo el labio inferior, recordando lo estúpida que estaba yo esta mañana. He de admitir que tengo mis razones, a ver, el colega está bien bueno.
- En ese caso, te vigilaré de cerca, Daniels- dice Brian entrecerrando los ojos y me pasa un brazo por los hombros sonriendo y yo me vuelvo a sonrojar.

Lo mato. Odio mostrarme débil delante de las personas, sobretodo delante de tíos buenorros. Y él lo sabe. Y lo hace aposta.

- Bueno, gatita, ¿quién es esta chica que tienes al lado?- me pregunta Brian mirando a Mara de arriba a bajo.
- Soy lesbiana- dice ella, fulminándolo con la mirada- ya, deja de mirarme así- le suelta y me tapo la boca con una mano para no reírme a carcajadas.
- Ella es Mara y es de mi equipo- le respondo y Mara me mira levantando una ceja.
- Bueno, una pena que seas lesbiana- le dice Brian a Mara y entonces ya no puedo contener más la risa.

Junto A TiWhere stories live. Discover now