Yo tenía un sueño.
Ideales, objetivos, metas; no importa cómo se denomine, lo único que sé es que trabajé arduamente por ello durante años.
Pero un día, las complicaciones me agotaron, el desánimo llegó y poco a poco mis esperanzas menguaron.
Los po...
"Estamos irresistiblemente atraídos por quién nos traerá problemas necesarios para nuestra propia evolución".
Fue mi padre quien hábilmente me hizo esa observación meses antes de partir, previo a mi primer contrato con Alfa Romeo y cuando aún estaba en una relación con Pauline. Su consejo, me apremiaba a alejarme de la chica con tal de no hacerla perder su tiempo y no malgastar el mío; "suelta lo que te mantiene estático" me dijo, "tú no estás hecho para la quietud y monotonía simplemente por costumbre. Nadie merece vivir así", para variar tuvo razón.
Pauline y yo fuimos amigos de la infancia, crecimos juntos y en algún punto de la adolescencia las hormonas cambiaron lo que originalmente, era una simple amistad; entre besos furtivos, encuentros casuales, meses de distancia dada mi creciente carrera y la tristeza arraigada a mis pérdidas, Pauline se volvió lo único que era seguro en mi vida; tristemente, creo que la dí por sentada. Teníamos algo tranquilo, sin aprensión, ansiedad o nervios, pero del mismo modo, costumbrista rayando en lo monótono, siempre los mismos lugares, conversaciones parecidas y puntos de vista similares, así como también objetivos de vida dispares; creí tenerla siempre para regresar una vez me cansara del mundo que me rodeaba.
