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Capítulo 68

Gabriel

El comisionado sí sigue vivo.

Quiero decir, pudo morir de un coma etílico, pero no lo hizo. Al menos es responsable y fue al médico a chequearse, pero solo para asegurarse que está bien y continuar alcoholizándose en el yate de los Belrose el fin de semana.

A ver, que mi padre nunca ha sido alguien de fiestas, pero entonces conoció a Max y Francois Belrose.

Tampoco había sido alcohólico, es más, siempre dijo que odiaba las bebidas con alcohol, pero ahora lo veo en estados de Whatsapp de los papás de Lu, consumiendo al saber qué tipo de cosas exóticas que, por supuesto, refresco no son y lo peor de todo es que sea un día de semana, porque... bueno, a los padres de Luna se les ocurrió llevárselo justo un martes después del trabajo.

El comisionado normalmente tampoco es así, digo... no sale ni a la esquina si tiene que trabajar al día siguiente, bueno, al menos eso era antes, porque ahora anda por ahí alcoholizándose con los Belrose, el tío Pepe y Omer, el otro tío de Lu. Yo me di cuenta por todas las fotografías que subieron al grupo "Granja La Confitería", donde ya habían agregado al comisionado. Cuando llamé a mi padre y la conversación fue de esta forma:

—La vida es corta, Gabriel. Hay que disfrutarla al máximo.

Todo esto mientras sonaba "Títí me preguntó" de fondo.

—Bueno, la puedes disfrutar el fin de semana.

—El fin de semana son días diferentes a este, no seas aguafiestas ¿Cuántas veces en la vida Max y Francois Belrose te invitan a un bar? Pero no es cualquier bar, es uno en el que se iría todo mi salario de un mes, pero qué bueno que yo no estoy pagando nada. Por cierto ¿Quieres venir?

—No, yo tengo trabajo qué hacer.

Supe que tenía que recurrir a Luna, pedirle que si por favor le decía a sus papás que no le ofrecieran bebidas alcohólicas al comisionado, lo hizo y ellos me respondieron directamente a mí, a través de su grupo de Whatsapp, la respuesta fue un sí, pero con una condición: Que si yo me les unía más tarde.

A ver, que nunca me habían extorsionado de esta forma.

Y entonces tuve que aceptar, por que... a ver, todavía no trabajo en cómo decir que no cuando se trata de los papás de Luna. Además se les había ocurrido continuar su fiesta en la casa de los Belrose. Tal vez debí dejarlo así y yo seguir con mi trabajo, pero no... aquí voy, un martes casi a las ocho de la noche, camino al predio del señor Belrose, con Luna en el asiento del copiloto, cuando nos detenemos en un semáforo suelta una carcajada y me dice:

—Tienes que ver esto. —Por un momento pienso que se trata de mi padre ebrio, pero no... Bueno, sí es una imagen de mi papá, no sé si ebrio, pero tiene un antifaz en los ojos. Cuando Luna me acerca el teléfono y dice: —Adivina quién es. —Yo le contesto:

—¿De dónde sacaste esa foto de mi padre?

—Me lo encontré así en su oficina. —Y vuelve a reírse otra vez. —La hice un stícker y la acabo de subir al grupo de Whatsapp. —Otra carcajada que me contagia. Entonces en ese momento escucho las notificaciones de mi celular y cuando le doy un vistazo, efectivamente, Luna subió la imagen. El primero en responder es sexychocokrispis, seguido de emojis de risa de parte del resto de los integrantes de la familia de Lu.

Santo cielo.

Ahora no voy a poder ver a mi padre sin que esta imagen se me venga a la cabeza.

—Por cierto... —Me dice Lu, cuando ya estamos de nuevo en la autopista y también ya dejó de mensajearse con los miembros de la confitería por la foto de mi papá. —Le conocí los pezones a Melissa, la amiga de Cristal. Le envió fotos topless a Antoine, sin su permiso.