Cap.3. Corre o grita

49 1 0
                                    

Vi como las sombras me abrazaban en la oscuridad, vi como algunos ojos me veían seriamente, como si estuvieran esperando respuestas que ni yo en lo más absurdo de mi pensamiento tenía, que puedo decir, tenía miedo, obviamente no tenía respuestas, ni pensaba en lo que estaba pasando.

Me levante rápidamente de mi cama para tratar de prender la luz, sin embargo, por mas que lo intentaba, no prendía, el clic, clic, clic, me estaba enloqueciendo. Intente gritar pero una bruma espesa, tapo mi boca para no hacer ningún ruido y nuevamente sin razón alguna, sentí una opresión en el pecho que atravesaba hasta los pensamientos mas tontos que tenía.

- Respira Luciana, respira, cálmate y deja el miedo a un lado enfréntalo.

Pensaba, mientras frotaba mis manos con tanta fuerza que ya me dolían. Vi al rededor que mi cama giraba rápidamente a través de la habitación, pero unos minutos después se detuvo al frente mío y una voz cerca a mi oído comenzó a susurrar.

- Tranquila pequeña, este es tu destino, esta es tu vida sígueme a mi sígueme al camino.

Luego todo se detuvo a mi alrededor y por arte de magia, llámenlo así, la luz se encendió y todo lo que vi, se había esfumado en lo que considere a mi mente cansada y mi imaginación totalmente des configurada.

Volví a la cama lentamente mientras mis piernas no respondían y temblaban con una fuerza que ni yo imagine jamás, que no había sentido nunca, incluso mientras veía las películas de terror que tanto le gustaban a mi hermana.

La almohada me llamaba y en cuestión de minutos quede profunda.

Miércoles 27 de septiembre

Despertar, levantarme y arreglarme, desayunar, lavar mis dientes y peinar mi cabello, mirarme al espejo y ver unas terribles bolsas en mis ojos, que ni el maquillaje de mi madre quitaban. No dormí nada en toda la noche, estuve recordando todo lo que había pasado.

Salí de mi casa sin mucho afán, esta vez mi hermana me acompañaba, porque sabia que no estaba bien del todo, que tenía miedo, que ni siquiera quería caminar.

- Lu, vamos, voy a llegar tarde a las clases por tu culpa, que eso que te esta pasando...

-Adelántate tú... Yo tengo que hacer mil cosas... Espera, yo sola llego mas tarde, no le digas nada a mamá.

Busque dinero en mi bolso y salí corriendo, paré un taxi y simplemente entré.

- Lléveme a la biblioteca más cercana, la que sea que se encuentre en la ciudad. Por favor, ¡rápido!

Creo que pasaron unas 20 cuadras mientras recorría una ciudad caótica y llena de personas corriendo, con afán, con ganas de irse de donde estaban.

El señor paró el carro de un momento a otro y simplemente pensé que era un semáforo en rojo o una persona tratando de pasar la calle, pero no, este se volteó, se quedó mirándome y sus ojos se pusieron tan negros como la noche anterior, la pupila dilatada al máximo y se perdía la voz mientras intentaba decirme algo.

- lita betta tila mirda...
Pequeña niña, sigue buscando, pronto me encontraras

Como pude moví el seguro del carro y salí casi corriendo y muriendo del miedo, temblando. Mientras tanto mi celular sonaba, corrí una cuadra sin mirar mi teléfono, recordé que tenía una llamada y con una voz agitada contesté.

- Hola, ¿quien habla?

Nadie contestó, solo un silencio. Pero este tenía algo místico, algo que no había sentido jamás, tres segundos después colgaron.

Sabia que la biblioteca estaba cerca, caminar dos cuadras más y estaba en el lugar en el que imaginé que podría tener respuestas, ahí podría encontrar un libro o algo que me pudiera decir que estaba pasando, psicología, esoterismo, religión, algo por favor, ¡algo!

De miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora