𝐕𝐈𝐈𝐈

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Vaggie se dejó caer sobre las escalera de piedra, mirando en silencio el anillo con sus pensamientos hechos un lío y el corazón latiendo a toda velocidad

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Vaggie se dejó caer sobre las escalera de piedra, mirando en silencio el anillo con sus pensamientos hechos un lío y el corazón latiendo a toda velocidad.

Ella había herido a Charlie, lo vio en esos desesperados ojos, esos mismos que se habían alegrado ante su vil mentira. Y le dolió, el karma volvió rápidamente, y la culpa la estaba ahogando sin pudor.

—La mujer que la mató le dijo que era un error. — Susurró una chica, pelirroja y mucho más baja que ella. —Yo lo vi, vi cómo se lo susurraba mientras la ahogaba con una soga al cuello. — Añadió, jugando con un precioso ramo se flores en sus manos.

—Yo no quería... — Intentó excusarse, o defenderse, Vaggie.

—Te gusta ¿No?— la chica suspiró, su ojo rojizo mirándola con rabia, pura rabia en él. —Que pena que tu corazón esté tan ciego. — Gruñó, lanzando el ramo con fuerza a los pies de Vaggie.

La viva lo tomó, dispuesta a hablarle a la desconocida, mas al levantar la mirada ella ya no estaba por ningún lado. Estaba Charlie, arrastrando sus pies hasta donde estaba ella,

«Lo más extraño, que me ha pasado. »

Vaggie tomó aire, permitiéndose ver por fin la belleza en esa piel pálida y lastimada, dejando que su corazón latiese desbocado y sus manos temblaran de nervios. —Charlie, ¿Te casarías conmigo, a como se debe?— Inquirió, y la alegría la colmó entera cuando Charlie asintió con una gran sonrisa y se aferró a ella, poniéndose el anillo por su cuenta.

—¡Llegó uno nuevo!— Gritaron desde el bar, y Vaggie dejó que la chica entrelazase sus dedos esqueléticos antes de meterse dentro del lugar junto a ella.

—Me causas mucha lástima, Niffty. — Susurró el sastre, poniendo una mano sobre su hombro.

—Y tú me enfermas, pero me reservo esos comentarios. — Gruñó la chica antes de treparse por las paredes y desaparecer de allí.

—¡Abran paso! ¡El comité de bienvenida en camino!— Gritó una de las cocineras antes de tomar al pobre hombre y sacudirlo cual poseso. —¡Bienvenido a la muerte, señor Husker!— Gritó Cherri, tendiéndole un vaso de cerveza mientras reía de alegría.

Vaggie frunció el ceño, tan curiosa como confundida.

—¿Husker? ¡Husk!— Gritó, apretando el agarre de su prometida para acercarse a quien se suponía era su chofer, horrorizándose al encontrarlo todo pálido y ojeroso. — Ouh, lo siento mucho. — Balbuceó.

—¡Descuide! La verdad me siento muy bien. — El hombre tomó el vaso de cerveza, que en realidad era veneno puro, y bebió como si su vida dependiese de ello.

—Husk, tengo que volver a casa, debo hablar con mis madres sobre el matrimonio. — Explicó, haciendo una seña a su pareja para que saludase al chofer, recibiendo una sonrisa conmovida por parte del hombre.

—Por eso no debe preocuparse, señorita Carmine, la joven Seraph se casará esta tarde con una Lady. — Husk tomó un trago más, tan tranquilo y despreocupado que poco importó la cara de sorpresa en Vaggie.

Entonces todo estaba solucionado, ya estaba hecho, no había nada de qué preocuparse.

[...]

—Con ésta vela, alumbraré tu camino. — Habló Lady Lute encendiéndola ante la mirada desagradable del Pastor y la ilusionada de su esposa. —Con éste anillo, te pido que seas mía. — Susurró, poniéndole el anillo en el dedo que correspondía antes de girarse y observar al Pastor con una sonrisa.

—Con el poder que me ampara, las declaro, esposa y esposa. — Espetó el hombre, dando por finalizada tal lúgrube boda.

[...]

Vaggie se estaba divirtiendo, era extraño en realidad, pero ahora que finalmente se había arrancado las vendas de su ojo, podía disfrutar de las extrañas compañías que tenía a su alrededor. Era gracioso ver a esqueletos tomar, cadáveres apuñalarse o niñas jugando con cuchillos como si no hubiese nada por lo que preocuparse.

Faltaba su prometida, le había dicho que Zestial la había mandado a llamar, pero había pasado tiempo ya desde la noticia y aún no sabía nada de ella. Disculpándose de las agradables cocineras salió en su búsqueda, hallándola a dos casas del bar, sentada contra una pared mientras una chica y el anciano le hablaban.

—Pequeña, la muerte ya las ha separado. — Trató de explicarse Zestial, mas Charlie negó, cruzándose de brazos.

—¡Sólo tienes que matarla!— Gritó Niffty, sonriente y amenazadora. —Puedo hacerlo yo. — Ofreció, recibiendo un golpe en su cabeza como recompensa.

—Jamás le pediría algo así. — Susurró la novia, cerrando los ojos, tratando de acallar sus miedos. Por fin que todo estaba yendo tan bien. —¿Llevarla a la tierra de los vivos para el matrimonio y hacerla beber veneno? No, no puedo.

—No tienes que hacerlo, lo haré. — Habló Vaggie, acercándose a su prometida con una dulce sonrisa tranquilizante.

—Muchacha, si eliges este camino, no podrás volver al mundo de los vivos ¿Está claro eso?— Cuestionó Zestial rascándose el mentón con el ceño fruncido.

Vaggie asintió.

—Todo lo que necesito lo tengo aqui, conmigo. — Susurró, tomando la mano de su prometida.

 — Susurró, tomando la mano de su prometida

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❛ 𝖼𝗈𝗋𝗉𝗌𝖾 𝗯𝗿𝗶𝗱𝗲 ❜ 𝓒𝓱𝓪𝓰𝓰𝓲𝓮Where stories live. Discover now