Andrea gimió de gusto mientras su espalda, sus hombros y su nuca eran blanco de los labios ansiosos de su amada.

Jesica sabia que hacer para que la piel de esa demonio ardiera de deseo otro poco más. Llevó sus manos hacia los pechos de la súcubo.

Los apretó suavemente. Los masajeó. Acarició sus pezones. Antes de soltarla pellizco un poco sus pezones. Le dio un último beso en el hombro izquierdo. Pasó una mano por la espalda de su súcubo. Fue yendo hacia abajo. Acarició sus nalgas.

-Ponte en cuatro para mí.

Andrea la obedeció. Se había acomodado a ese cambio de roles. Aceptaba lo que le pidiera.

Jesica sintió su sexo palpitando de excitación al verla así. Al estar detrás de ella en esa posición veía sus perfectas piernas. El sexo y el ano de esa demonio.

Se acercó y le acaricio las nalgas una vez más.

-Nunca te lo he dicho. Pero cuando te veo desnuda de espaldas me quedo muda. Tu trasero me gusta y mucho.

Acaricio la parte interna de las nalgas.

Podía escuchar a Andrea jadeando. Su respiración alterada por el deseo.

Jesica siguió adelante. Frotó el ano de su demonio con un dedo. La hizo pensar que la penetraría por allí, pero no lo hizo.

Entonces acercó su rostro. Con su lengua acarició el clitoris.

-Eres... Deliciosa.

Le dio unas cuantas lamidas más y se detuvo. No quería que terminara aún.

Jesica chupó uno de sus dedos, con el cual luego penetró a la súcubo. Sintió su interior cálido y húmedo. Movió su mano a un ritmo pausado.

Los débiles gemidos de Andrea dieron paso a unos fuertes gemidos. Jadeó. Le pidió que la penetrara más rápido.

Jesica la complació. La penetró con mayor rapidez. La penetró con dos dedos.

Pero la chica se detuvo. La llevó al límite, pero no hasta climax verdadero. Dejando a esa demonio con la piel ardiendo por ese casi orgasmo, pero con ganas de más.

-Date vuelta, mi súcubo-le ordenó.

Andrea se dio vuelta. Quedando boca arriba sobre la cama. Con sus piernas abiertas. Enseñando su intimidad.

Jesica se mordió los labios. La enloquecía verla así. Tan distinta. Entregada, sumisa, vulnerable. Sentía su parte más intima ardiendo de deseos. Pero debía aguantar. Luego le llegaría su turno.

La pequeña acercó su mano al rostro de su amada. Parecía ofrecerle sus dedos empapados de fluidos.

-Lame. Prueba tu dulce esencia.

-Como ordenes, mi ama.

La demonio limpió esos dedos con su lengua. Probó sus propios fluidos.

Jesica siguió con su tarea de hacerla suya. Se posó sobre ella y fue por sus pechos. Directamente cubrió el pezón derecho con sus labios. Succionó para darle placer.

Andrea arqueó su espalda al sentir a su pequeña tomando el control. Lamiendo sus pechos con deseo. Como si en eso se le fuera la vida.

Hubo un erótico contacto visual.

Jesica la miraba a los ojos mientras se deleitaba lamiendo y chupando uno y otro pezón. No deseaba perderse sus expresiones en ese momento.

Cuando Jesica se detuvo Andrea pareció adivinar como seguiría al tener su mirada sobre ella.

El amor es un... ¿demonio?Where stories live. Discover now