Hambre voraz.

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    Despertó cuando sintió los brazos aferrándose fuerte a su cintura. Al abrir sus ojos vio a esa chica con la que ya llevaba viviendo una semana. La cual seguramente estaba perdida en algún sueño.

La dormida Jesica abrazaba fuerte a su compañera súcubo y decía cosas seguramente relacionadas con los que estaba soñando.

-Ay sí. Quiero más chocolate, mami.

Andrea bostezo sin darle importancia a la joven abrazada a ella.

Ambas estaban durmiendo desnudas. Habían tenido una noche algo intensa.

-Qué bien comí anoche-dijo en voz baja.

Acercó sus labios al oído de Jesica.

-Yo también quiero más, pequeñita. Sé que comí bien anoche, pero tengo ganas de más.

Acto seguido la besó delicadamente y rozó los labios de esa linda oficinista con su lengua.

Jesica se rió aún en sueños cuando su demonio la besaba en el cuello.

-Ay... Así no, amor. Me haces cosquillas.

Andrea se tomaba su tiempo para besarle el cuello. Lo lamía porque sabía que como eso podía provocar que se encendiera el fuego en la intimidad de su niña. Luego solo tenía que encargarse de echarle leña.

Jesica suspiraba de placer.

-Ah... Así-susurró-. Mi Astrid. Hazme tuya nena. Tómame ya.

Andrea siguió besándola. Besó y lamió el espacio entre los pequeños pechos de su chica al tiempo que correspondía su abrazo. Rodeaba su cintura. Se detuvo para hablarle.

-Me quita un poco la inspiración que nombres a otra mientras me esfuerzo en hacerte sentir bien. Soy una súcubo, niña. Ama todo lo que quieras a esa tal Astrid. Yo no creo en eso. Pero solo debes desearme a mí. Haré que lo entiendas.

Jesica en sueños medio dormida y medio despierta sentía su cuerpo tomando temperatura. Su sexo reaccionando a esos estímulos. Su respiración entrecortada.

Entreabrió sus ojos. Sucedió algo que la devolvió a la realidad completamente. El sonido del despertador.

-Ah... Detente Andrea... Tengo que...

-Deja que el despertador suene. Ya te ocupas de eso cuando termine contigo.

Le acariciaba el vientre y le besaba los pechos. Tanteó su pubis. Sabía que si la dejaba llegar a su entrepierna ya no podría pararla. Por eso tomó su mano.

-Espera en serio. Tengo que ir al trabajo. No puedo tardarme.

-Tengo hambre, tonta-se quejó Andrea.

-Anoche me "comiste" ya ni sé cuantas veces. Así que no me vengas con que tienes hambre.

Andrea se quitó de encima de ella algo molesta. Se quedó en un lado de la cama sentada con los brazos cruzados e hinchando sus mejillas.

-Como quieras.

-¿Otra vez con tus berrinches?-dijo al verla con esa expresión.

-Un día puedes poner el despertador media hora más temprano. Quiero un mañanero alguna vez. ¿Sabes?

Jesica se levantó. Tenía que ducharse, vestirse, y luego desayunar para luego irse al trabajo. Lo de todos los días. Fue por una toalla y luego se dirigió al baño. Sintió los pasos detrás de ella.

Volteó para ver a Andrea. Quien le sonreía. Mostrando muchos de sus dientes.

-¿Quieres que nos duchemos juntas? Es importante ahorrar agua en el mundo de hoy. ¿O no?

El amor es un... ¿demonio?Where stories live. Discover now