Uno: Perdidos en un recuerdo

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El gentil viento invadía la habitación, deslizándose entre suaves ventiscas que movían las cortinas y despedían un aroma fresco, ligeramente salado por la marea del océano que, a pesar de su considerable distancia, conseguía susurrar con sutileza a través del impacto de las olas. El sol teñía el ambiente de los mismos matices que su atardecer extendido por el cielo; naranja, rosado, discretos tintes amarillos difíciles de apreciar.

Y, entre aquellas paredes, sobre una mullida cama de sábanas revueltas, un alfa y un omega, ambos de diecisiete años, creaban sonoros sonidos entre sus profundos y húmedos besos, aunados a los roces de sus pieles desnudas y jadeos entrecortados. Louis, el alfa, acariciaba lentamente el cuerpo que tenía debajo de sí, uno de piel blanquecina, tersa, con aroma a rosas y chocolate, enloquecido por sus feromonas dulcemente perfumadas que no osaban ser empalagosas, pero sí adictivas, seductoras, magnéticas. Harry, por su parte, también deleitaba a su propio tacto, trazando un gradual camino invisible con las yemas de sus dedos sobre la espalda ajena, ronroneando, con un millón de eufóricos y nerviosos vuelcos en el interior de su estómago y su juicio nublado en la necesidad de más.

—¿Estás seguro?—susurró Louis, casi sin aliento, dejando de besarle por un instante, sólo para mirarlo con embelesada atención. El azul en sus ojos brillaba, su perfil estaba hermosamente delineado por la iluminación y sombras del atardecer, y si Harry hubiera podido tatuar una imagen en sus recuerdos para conservarla el resto de su vida, definitivamente habría sido esa.

—Sí—asintió, embobado, con sus desordenados rizos enmarcando perfectamente su sonrojado rostro.

Louis se relamió los labios antes de volver a besar los ajenos. Harry, involuntariamente, clavó sus uñas en la piel de sus omóplatos y jadeó un gimoteo al sentirlo penetrar su lubricada entrada, despacio, cuidadoso, sintiéndolo sostener su cadera con una mano y la parte baja de su muslo con la otra. El alfa roció apaciguadores besos en las mejillas del omega cuando vio lágrimas en sus ojos.

—¿Duele mucho? ¿Quieres parar?

—No, no te detengas—suplicó—. S-Sigue, muévete...anúdame.

El ojiazul gruñó por lo bajo y embistió profundamente, sin acelerar el ritmo, pero asegurándose de llegar más hondo, disfrutando la forma en la que las facciones del omega reflejaron doloroso placer al gemir, separando sus enrojecidos y carnosos labios, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Era malditamente precioso.

Louis concedió su deseo; lo tocó, lo besó hasta arrebatarle el aire, lo hizo gritar su nombre en cada extasiado gemido, en algún punto, cuando Harry quiso sujetarse de las almohadas, él le tomó posesivamente ambas manos y entrelazó sus dedos, presionándolos contra la cama, a los lados de su cabeza, jadeando y gruñendo en su boca, follándolo hasta anudar en su interior.

Incluso después de que pudieron separarse, Harry recibió más besos, más caricias, más miradas que lo hacían sentir el ser más protegido y dichoso en la faz del universo. Se quedó dormido en la calidez de sus brazos, envuelto en su aroma, con el sonido de su corazón siendo una melodía de arrullo.

..დ..

Harry despertó con el sonido de las insistentes notificaciones en su celular y, en tan solo un instante, se sobresaltó, apresurándose a tomar el dispositivo colocado sobre el buró a su lado. Sus previamente entrecerrados ojos se abrieron ampliamente al enfocar la hora y las notificaciones convirtiéndose en numerosos mensajes de Zayn que gritaban virtualmente "¡¿DÓNDE ESTÁS?!".

Mierda, mierda, mierda, mierda.

Arrugó el entrecejo cuando, al intentar levantarse de la cama, sintió el brazo del alfa rodear su cintura para mantenerlo cerca y bajo las sábanas. ¿Esa era la guinda sobre el pastel? Además de no haber podido darle un jodido orgasmo en toda la noche y simplemente haberlo penetrado durante patéticos minutos, el cabrón era empalagoso. Sólo para aclarar, Harry no se quedó dormido en ese departamento porque el sexo hubiera sido tan magnífico que le drenó la energía, sino porque había pasado las últimas dos semanas durmiendo de dos a tres horas diarias y, para ese punto, podía caer rendido en cualquier superficie, fuera o no cómoda. 

Back To August (Omegaverse)Where stories live. Discover now